PATOLOGÍAS DEL HOMBRO

PATOLOGÍAS DEL HOMBRO. Publicado en DanzaHoy

Lesiones que se confunden

Cómo identificar los síntomas de las enfermedades más comunes provocadas por la repetición del movimiento y el estrés. Afecciones en zonas de la columna cervical. Diagnóstico y efectividad del tratamiento.

Pablo Pereda | España


Una protusión cervical es una lesión que puede producirse por una sucesiva flexión y extensión brusca y excesiva del cuello.

En ocasiones una molestia difusa en forma de “calambrazos en el hombro o brazo” puede hacer pensar que se trata de una patología discal a nivel cervical. Pero la aparición de una protusión a ese nivel no justifica el diagnóstico, máxime cuando la primera manifestación no es el dolor.

Protusión discal

Si bien en la mayoría de los casos se debe a accidentes de tránsito, la práctica de ejercicios o actividades repetitivas a lo largo del tiempo con una sobresolicitación de la zona cervical, como puede ocurrir en la práctica de la danza, pueden producirlas.

Consiste en la lesión producida por una sucesiva flexión y extensión brusca y excesiva del cuello. Esa combinación puede causar sucesivamente un esguince cervical en la fase de flexión y, sobre todo, una lesión de la articulación de la columna cervical en la fase de extensión. El mecanismo también puede deberse a estrés de la zona con repetición exagerada del gesto. Por lo general, la lesión afecta a los músculos, los discos, los nervios y los tendones del cuello. Cuando a la sintomatología referida es la parestesia –sensación de hormigueo que se irradia al hombro o brazo en este caso– en un porcentaje significativo de casos, una vez superada la etapa inicial, la aparición de imágenes en resonancia magnética, en forma de pequeñas protusiones, pueden dar lugar a un error de diagnóstico con las lesiones del hombro y en concreto con: artropatía de la articulación Acromio Clavicular, artropatía Gleno humeral y lesión del Supraespinoso. La coincidencia de síntomas es el origen del fracaso consecuente por un diagnóstico equivocado. La exploración cuidadosa evitará errores de diagnóstico. A continuación se exponen las características clínicas de cada una de estas lesiones a fin de poder realizar un diagnóstico diferencial en ellas.

Artropatía de la articulación acromio clavicular

La articulación acromio clavicular realiza movimientos muy limitados de deslizamiento. Esta articulación en una gran parte de los casos presenta un verdadero disco intraarticular ligamentoso inserto en una y otra carillas articulares. Su dolor referido no sobrepasa el hombro ni desciende más allá de la espina de la escápula. La cápsula articular puede referir el dolor sin llegar a los dedos.

Lesión de la articulación gleno humeral

A diferencia de la acromio clavicular encontramos dolor en la abducción del hombro en 70° así como en rotación interna y externa existiendo mayor limitación en esta última. Hay que tener en cuenta el dato de la aparición en dolor en abducción. Si la articulación está indemne se superan sin problemas los 70º, pero al seguir abduciendo el hombro, en los momentos finales que corresponden a los 110º, es cuando se coloca en tensión la articulación acromioclavicular y por tanto el dolor, en esta lesión a diferencia de la articulación gleno humeral, aparece sobre los 110º constituyendo una prueba exploratoria de vital importancia para el diagnóstico correcto.

Lesión del supraespinoso

Inicialmente el dolor se refiere a una zona difusa que concierne al hombro limitándose los movimientos contra resistencia de la aducción del brazo que producen dolor. Inicialmente suele existir un traumatismo previo o una maniobra repetitiva (estrés) de rotación y abducción del brazo. No es muy frecuente esta patología en la danza pero no por ello hemos de olvidar su exploración. Ocurre en movimientos de trepa o en movimientos forzados de abducción al evitar una caída. En muchas ocasiones el cuadro clínico de referencia es la parestesia –sensación de hormigueo– que el paciente refiere en el brazo llegando incluso hasta el 1er metacarpiano. Es importante conocer que cuando la irradiación llegas hasta el 1º y 2do. dedo en su totalidad la lesión tendrá su origen en el infraespinoso o tendón del bíceps.

La infiltración local de corticoide con Scandinibsa soluciona definitivamente el cuadro ya que la primera manifestación suele ser la desaparición de parestesias.

El diagnóstico diferencial

La profusión discal cursa en sus primeras etapas con gran limitación funcional de los movimientos del segmento cervical. Las parestesias –sensación de acorchamiento, hormigueos–, a no ser que nos encontremos ante un traumatismo de gran intensidad, no suelen aparecer inicialmente; más adelante y una vez desaparecido el dolor se instaura la parestesia.

Una vez desaparecida la cervicalgia –dolor de cuello– si persisten las parestesias, es conveniente buscar el punto gatillo intervertebral correspondiente para concretar si este es álgido y produce incremento de las mismas.

Es conveniente una exploración minuciosa del patrón capsular de la articulación gleno humeral y acromioclavicular. Explorar el movimiento pasivo, dependiente de la articulación y ver su limitación.

Es precisa la exploración del movimiento resistido para descartar problema músculo ligamentoso y la exploración correcta de los ligamentos supra e infraespinosos así como del ligamento acromio clavicular comprobando si son o no dolorosos.

La infiltración diagnóstica de Scandinibsa en los ligamentos supra espinoso y región acromioclavicular es de gran valor para establecer el diagnóstico diferencial.

La exploración correcta activa y pasiva de los movimientos el hombro, el conocimiento metamérico –irradiación del dolor– y la aplicación de Scandinibsa hacen que las lesiones queden perfectamente delimitadas evitando fracasos terapéuticos posteriores.

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