Chopin en la danza

Todo amante de la música de Chopin es consciente del hecho de que este compositor no creó ningún ballet ni música ideada para su representación escénica. Sin embargo, no deja de sorprender al aficionado la cantidad de danzas que Chopin, compuso a lo largo de su carrera.

EL BALLET ATMOSFÉRICO TIENDE A SUMERGIRSE EN LA MÚSICA.

SE BAILA EN ELLA, NO CON ELLA O SOBRE ELLA


Fue Isadora Duncan, la gran pionera americana, la primera artista que descubrió en la música de Chopin sus posibilidades ala hora de ser bailada.

Si Duncan, que apareció en los escenarios Petersburgueses por primera vez en 1904, .fue la inspiradora de Mikhail Fokine para que éste coreografiara su Chopiniana tres años más tarde; es algo que el propio Fokine no quiso nunca desvelar. Lo cierto es que la Chopiniana de 1907, creada para una función escolar, marcó un hito en la historia de la danza difícilmente sospechado en su día. 


Por primera vez, un ballet era creado utilizando una música preexistente. De la primera versión de Chopiniana destacó uno de los valses, el creado para Pavlova y Obukhov; por su clara evocación poética del estilo romántico asociado con el nombre de María Taglioni. Fokine reelaboró todos los números de su obra y los desarrolló en torno a este pas de deux. Dos años más tarde, con el nombre de Les Sylphides, su coreografía devolvía al público parisino la gloria de la que éste había disfrutado medio siglo antes y que en estas fechas había olvidado.


Al amparo de Fokine, los coreógrafos posteriores podrán elegir entre obras no obligatoriamente ideadas como ballets a la hora de componer una coreografía. Así, los repertorios se enriquecen en tal medida que la danza pasa a ser el arte que los románticos como Gautier habían augurado.

Pero Folkine no es olvidado. Es quizás Jerome Robbins, el gran coreógrafo americano, el hombre que más veces ha vuelto sus ojos hacia la música de Chopin a la hora de buscar y hallar inspiración: The Concert, In the night, Dancesat a Gathering y Other Dances son algunos ejemplos. Siendo, sin duda, Dances at a Gathering la gran obra maestra del coreógrafo.


En 1976, Sir Frederick Ashton se plantea la idea de crear un ballet sobre la obra de Turgéniev «Un mes en el campo». La elección musical, de nuevo, será Chopin. A Month in the Country se ,convertirá en una de las últimas obras maestras de Ashton.

¿ y qué es lo que tienen Fokine, Robbins y Ashton en común que les lleva a crear tres de sus más grandes obras maestras utilizando música de Chopin?

Cuando a Robbins, a propósito de sus Dances at a Gathering se le preguntó que había en común entre su obra y Les Sylphides,. éste respondió que el único punto convergente que él podía encontrar entre las dos obras era el haber utiliza do música del mismo compositor. A Ashton nadie le preguntó y es que su obra difiere radicalmente de las otras dos en cuanto ala introducción de una historia dramática, de la que, tanto la obra de Fokine como la de Robbins carecen.


Fokine provenía de la escuela y teatro Maryinsky de San Petersburgo, Robbins de la escuela de Ballet Americano y de la tradición del musical de Broadway (West Side Story es un gran ejemplo de su genialidad en el género) y Ashton era el creador de la escuela inglesa. Tres coreógrafos, tres estilos, tres escuelas y tres obras maestras.

Mas pese a tantas diferencias, los tres artistas coinciden en un punto determinante la hora de su asociación con el nombre y la obra de Chopin, y éste es que los tres excedieron en lo que muchas veces se ha calificado como ballet atmosférico, es decir, un ballet capaz de educar más que plasmar literalmente una idea o sentimiento.

Si se observan detenidamente el solo del Poeta de Les Syphides, el solo del Muchacho de Marrón en Dances y el que corresponde a la entrada de Beláiev en Month in the Country,. se observan las mismas cualidades de ensueño y un dejarse llevar por el flujo y reflujo de las olas musicales de Chopin (Mazurcas Op.33, N°3 y Op.63, N°3 y un tema de las variaciones de la CiDarem).


Del mismo modo se asocian los pasos a dos, ya sea el Poeta con la Sílfide a ritmo de vals, el Muchacho de Marrón con la Muchacha de Rosa usando un Eutde o el de Natalia Petrovna con Beláiev utilizando el famoso Andante Spianato; las tres parejas se dejan arrastrar por la música, por su constante devenir, su melancolía. y hay en estas tres parejas un común sentimiento de intimidad, de dulzura, de abandono y, en el caso de Natalia y Beláiev, de tristeza.

Les Sylphides es la menos explícita en lo que se refiere a alusiones directas al tono folklórico de las composiciones chopinianas. Mas sí que 10 fue en su versión original de 1907. En los tonos folklóricos o, mejor dicho, en las evocaciones folklóricas de Chopin, Dances y Month son ejemplos supremos. De nuevo, ambas obras coinciden en la utilización de estos rasgos folklóricos que se convierten en estilizaciones, no cuotaciones directas, sutilizados y refinados por medio de la utilización del vocabulario clósico.


Fokine, Robbins y Ashton, los grandes coreógrafos románticos de nuestro siglo, rindiendo homenaje a Chopin, el gran romántico de su época. Y; de esa manera, elevando la gloria de éste hasta donde pocos soñaron o aventuraron. Cuando caen los telones tras el final de estas obras, uno siente que Chopin vive entre las Sílfides que inspiró y que ahora retornan a su eternidad serenidad; que observa a los jóvenes que se reunieron y que sintieron la tierra sobre la que bailaron y que ya desaparecen silencioso bajo el sol de la mañana... y que llora cuando Natalia Petrovna deja caer la rosa de su mano y avanza hacia nosotros con todo su dolor porque ha comprendido, y nosotros también, que no ha de volver la primavera a su vida.

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