APORTACIONES

Vlaslav Nijinski

Biografía de Vaslav Nijinsky

Los amantes de la Danza han encontrado a finales del año 2000 una nueva motivación para acercarse a las ciudad del Sena.

El 24 de Octubre pasado, el Musée d’Orsay de París, en producción conjunta con el Dansmuseet de Estocolmo y con la colaboración de la Biblioteca Nacional de Francia y del coreógrafo y director del Ballet de Hamburgo, John Neumeier, inauguró una exposición que reunía la mayor colección de objetos de Arte relacionados con el bailarín Vaslav Nijinsky.

©Elna Matamoros para Arte x Arte, 2001


Artistas como Kokoschka, Rodin, Troubridge, Hoffman, Bakst… cayeron rendidos al embrujo de este joven artista, que en apenas diez años de carrera, se instauró como uno de los mayores mitos del Siglo XX.

La colección presentada por el Musée d’Orsay nos recuerda la fragilidad y la grandeza, el triunfo y el fracaso del que fue la gran estrella de los Ballets Russes y más tarde, su víctima.

Vaslav Nijinsky nació en Kiev en 1889, hijo de una pareja de bailarines de origen polaco, y se formó en la Escuela Imperial de Ballet de San Petersburgo (actual Escuela Vaganova), en cuya compañía ingresaría en 1909.

Allí se encuentra con el empresario Serge Diaghilev, probabemente el que, sin haber sido intérprete o creador, más ha hecho por la Artes de la historia contemporánea.

Bajo su influencia, el joven Vaslav sufre una transformación absoluta, y cuando es invitado a formar parte de los Ballets Russes para su presentación en el Théâtre du Chatelet de París, los que le rodean son ya conscientes de que se está forjando una auténtica estrella.

El primer regalo de Diaghilev a su joven amante fue la colección completa de la publicación Mir Iskusstva (El mundo del Arte), que él mismo había creado. Para Nijinsky fue la primera ventana a ese mundo, y pasaría horas enteras contemplando sus ilustraciones, alimentándose del trabajo de otros artistas y, siendo éste su más valioso tesoro, le acompañó en sus viajes durante toda la vida.

Y como era absolutamente imposible mantenerse al margen de las corrientes de vanguardia estando al lado del empresario ruso, Vaslav se encontró de pronto inmerso en el maremagnum de los más importantes artistas de París, que encontraron en el joven una nueva fuente de inspiración.

Como intérprete, Nijinsky nos dejó el legado de quien ha sido uno de los más versátiles bailarines del momento, y quizás de la historia: Albrecht, el príncipe eternamente enamorado de Giselle, fue tan sólo uno de los grandes roles clásicos que interpretó durante sus apariciones con el Ballet del Teatro Marinsky; acaso los personajes creados para él por el coreógrafo Mikhail Fokine fueron los más aclamados por crítica y público, dado que enfatizaban las cualidades que distinguía al bailarín del resto de sus coetáneos; de hecho, él creó once de los dieciséis ballets coreografiados para Vaslav en los Ballets Rusos (Le Pavillon d’Armide, Schéhézade, Cléopâtre, Les Sylphides, Carnaval, Les Orientales, Le Dieu Bleu, Narcisse, Daphnis et Chloé, Le Spectre de la rose y Pétrouchka).

Le Spectre de la rose, creado sobre la Invitación a la Danza, del compositor Carl Maria von Weber, recreaba la escena de una joven a su regreso de un baile que, exhausta y tras aspirar el perfume de la rosa que trajo consigo, cae adormecida y en su sopor, el espíritu de la flor entra por la ventana para bailar con ella; al despertar, la criatura ha desaparecido, pero el perfume de la rosa permanece allí.

La interpretación de Nijinsky junto a la genial Tamara Karsavina, enloqueció a los círculos artísticos de París, que descubrieron el espectacular cuerpo atlético de Vaslav enfundado en un maravilloso diseño de Baskt que añadía ambiguedad a la ya intrínseca falta de virilidad del bailarín – algo que Fokine supo exprimir al máximo –.

La magia con que aparecía en la escena saltando a través de la ventana será siempre el distintivo de la extraordinaria transformación que experimentaba al pisar el escenario, casi una metamorfosis de tipo místico.

Pero además de su innegable talento como bailarín, Nijinsky demostró sus magníficas cualidades como coreógrafo en cuatro creaciones: L’Après-midi d’un faune (1912) y Jeux (1913) ambas sobre partituras de Claude Debussy, Le Sacre du printemps, del mismo año, con música de Igor Stravinsky, y Till Eulenspiegel, con una composición de Richard Strauss.

Si L’Après-midi d’un faune había provocado un estruendoso escándalo en la conservadora y puritana sociedad parisina de la época, Le Sacre du printemps desencadenó tal cantidad de protestas en su estreno, que llegó un punto en que los gritos de parte público impedían que aquellos que pretendían disfrutar de la obra pudiesen oír lo que la orquesta trataba de interpretar.

Algunos críticos se aventuraron a calificar la obra de “Massacre du printemps”, atacando de esta forma tanto al compositor como al coreógrafo, y los libros franceses de historia se referían a 1913, ya en puertas de la Primera Guerra Mundial, como “el año de la Sacre”.

Pero su siguiente trabajo, Jeux, tampoco iba a pasar desapercibido, ya que el artista se tomó la libertad de aparecer sobre el escenario bailando en puntas, lo que en técnica clásica de danza está reservado únicamente a la mujer; tampoco ésto fue algo inesperado en Vaslav, que llevaba años tratando de convencer sin éxito a su empresario y amante de que le permitiera interpretar el role de Karsavina en Le Spectre de la rose.

Si bien su talento creativo era innegable, parte de los bailarines de la compañía se quejaban de forma permanente de su falta absoluta de musicalidad, que unida a la vanguardista métrica de la Sacre, hacía que tuvieran que ayudarse entre ellos, marcando los tiempos entre bambalinas para ayudar a los intérpretes. Eso no le impidió, sin embargo, ir más allá de la mera creación e idear un método de anotación coreográfica que, lamentablemente, no tuvo tiempo de perfeccionar.

Pero… ¿y de su propia vida? Del Nijinsky humano sabemos muy poco. Ya desde su época de escolar, Vaslav presentaba dificultades para relacionarse con sus compañeros, por lo que se refugiaba en las relaciones familiares, especialmente en su madre, su hermana Bronislava (más tarde bailarina y coreógrafa) y su hermano Stanislav, que sufrió desde muy joven una grave enfermedad mental.

Su clara dependencia, tanto sentimental como profesional de Serge Diaghilev – el hombre que le había abierto las puertas al triunfo y la creación – y de los propios Ballets Russes, tuvo un precipitado y dramático final tras su sorprendente boda con Romola de Pulszky, una joven de origen polaco, también miembro de la compañía.

El comienzo de la Guerra Mundial le sumió en un período de aislamiento e inactividad que inexorablemente, le llevó a la locura.

Posiblemente, su único medio de libertad era el escenario, y al verse fuera de él no fue capaz de soportar la realidad. En 1919 fue visto en escena por última vez e inmediatamente después se adentró en un sinfín de tratamientos médicos que le acompañaron hasta su muerte en Londres en 1950.

De los primeros años de los Ballets Russes hay poca documentación escrita, pero a la muerte de Diaguilev, su secretario Boris Kochno, y Serge Lifar (quien reemplazó a Nijinsky, tanto como estrella de la compañía, como en el corazón del empresario) aparecieron algunos escritos que permitieron a los estudiosos hacer una reconstrucción más o menos acertada de lo que fue la vida del bailarín.

Ante la falta de fuentes primarias de documentación, tenemos que recurrir a su propio diario – Cahiers – que escribió ya en las puertas de la locura, y que fue publicado sin censuras por primera vez en 1999.

En 1936 se publicó en inglés una primera versión, que su esposa Romola se ocupó de preparar, cambiando la secuencia de sus párrafos, inventando un epílogo inexistente, cambiando identidades, eliminando algunas de las partes más explícitas en cuanto a las relaciones homosexuales de su marido, y llegando a suprimir alrededor de un cuarenta por ciento del material, lo que ofreció una imagen mucho más romántica de la locura de Nijinsky, presumiblemente esquizofrenia.

En 1957 se publica su primera biografía, escrita por Françoise Reiss, y en 1971, otra de Richard Buckle. En 1981, Bronislava Nijinska, hermana pequeña de Vaslav, publica sus Memorias, en las que aparecen multitud de anécdotas de la infancia y adolescencia del bailarín; lamentablemente, su muerte le impidió llegar más allá del año 1914 en su recolección de recuerdos.

Pero Romola, esposa abnegada a la enfermedad de su marido, continuó trabajando siempre sobre su memoria y su hija Tamara, sobreponiéndose a la también enfermedad mental de su hermana Kyra, ha dedicado su vida a preservar la figura de su padre.

Vaslav Nijinsky fue un artista de arrolladora personalidad que irrumpió en la actividad creadora del Siglo XX en forma de inspiración para numerosos artistas. ¿Pero, fue este bailarín tan especial como nos han hecho creer? La presentación de los Ballets Russes en occidente fue claramente enfocada sobre Nijinsky y la entonces prometedora Anna Pavlova, que por juventud y belleza parecían ser los más indicados a ser la imagen publicitaria de la compañía; mientras, muchos permanecían fieles a la gran Tamara Karsavina, quien, según los expertos, fue la auténtica estrella de la época.

La figura de Nijinsky se nos presenta, aún hoy, como una transgresión de locura y genialidad, belleza y dolor, a la que esta exposición nos ha acercado un poco más. ¿Acaso, como la marioneta Pétrouchka, fue sólo una criatura movida por los hilos del mago Diaghilev? La respuesta tal vez se esconda en el Musée d’Orsay, hasta el 18 de Febrero. ©Elna Matamoros para Arte x Arte, 2001

en Danza Ballet


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Nijinski: Soy un Dios alojado en el cuerpo de un toro

Le bastaron 10 años para construir su leyenda, en gran parte cimentada en su asociación con el coreógrafo ruso Mijail Fokin, quien creo para él los papeles que mejor se avenían a su físico de bailarín anticlásico, dotado de una rara plasticidad y una capacidad de elevación en virtud de la cual cada uno de sus saltos se convertía en un viaje aparentemente sin retorno de la tierra al cielo.

Por Anubis Galardy

Era de baja estatura, tenía las piernas arqueadas, un rostro poco agraciado, un temperamento neurótico y una apariencia de jinete mongol que hizo exclamar al escritor francés Paul Claudel la primera vez que lo vio: parece un mono.

Ya sobre el escenario todos estos defectos desaparecían como por encanto y Vaslav Nijinsky se transformaba en un ser único: el poeta romántico seducido por la visión de criaturas fantásticas (Las Sílfides); el muñeco deforme y patético, espantado de su propia fealdad (Petrushka); el esclavo semifelino de las Danzas polovsianas, que saltaba sin ruido grandes distancias, y un momento después se tornaba una especie de semental con los ollares distendidos, rebosante de vitalidad, los pies golpeando el piso con impaciencia. Soy un Dios alojado en el cuerpo de un toro, gustaba exclamar para definirse a sí mismo, aludiendo quizás a esa mezcla de fuerza y espiritualidad instintiva a partir de la cual su aparición en El espectro de la rosa devenía la más etérea, ligera y poética de las danzas, en extremo difícil de ejecutar y que Nijinski interpretó como nadie.

Le bastaron 10 años para construir su leyenda, en gran parte cimentada en su asociación con el coreógrafo ruso Mijail Fokin, quien creo para él los papeles que mejor se avenían a su físico de bailarín anticlásico, dotado de una rara plasticidad y una capacidad de elevación en virtud de la cual cada uno de sus saltos se convertía en un viaje aparentemente sin retorno de la tierra al cielo.


De origen polaco, Nijinski (1890-1950) -nacido en Kiev, la capital de Ucrania- protagonizó una carrera artística intensa y breve, impulsada por la aureola de los Ballets Rusos de Diaghilev que conmocionaron los escenarios parisienses de la segunda década del siglo XX.

Una carrera matizada a partes iguales por la fabulación y el escándalo, desde que salió a escena en el teatro Marinski, de San Petesburgo, vistiendo sólo una malla y una chaqueta para encarnar al Albrecht de Giselle y horrorizar a la púdica aristocracia zarista. Luego, ya en la compañía de Diaghilev, desbordada su fama de bailarín, vendría su debut como coreógrafo en 1912, en el teatro Chatelet, de París, con Preludio a la siesta de un fauno, un ballet montado con los bailarines siempre de perfil y poses tomadas de los bajorrelieves y pinturas de ánforas. En medio Nijinski, caracterizado como una deidad mitad humana, mitad animal, ataviado con una malla cubierta de parches, cuernos dorados y cola.

Se trataba de una pieza inusual matizada de un erotismo primitivo y suavemente salvaje, que hoy resulta cuando menos ingenuo: Nijinski en la cima de una pequeña colina, tendiéndose con lentitud sobre el chal que, al huir, deja caer una de las ninfas. El público del Chatelet, dividido en dos bandos enfrentados entre sí, prodigaba rechiflas o enfervecidos aplausos.

El año de su desgracia sería, sin embargo, 1913. El 15 de mayo estrena Juegos, una representación de un partido de tenis, asumido como un juego amoroso frio e intelectual, con movimientos complejos e intrincados y escasa repercusión en la crítica y la prensa. La hecatombe acontece 14 días después. El nuevo reto de Nijinski es una versión coreográfica de La consagración de la primavera -inspirada en la música ritual y agresiva de Stravinski. En ella se propone resumir todas sus experiencias. Busca la asesoría de Marie Rambert, discípula de Dalcroze, considerado el padre de la gimnasia rítmica.

Sobre la escena aparecen bailarines con los pies anticlásicamente vueltos hacia adentro y las rodillas unidas. Más de 100 saltos vertiginosos, cual descargas eléctricas, ejecutados con los pies planos sobre el tabloncillo. En la escena de El sacrificio una joven virgen baila hasta la muerte y permanece después inmóvil durante 10 minutos. El teatro de los Campos Elíseos, de París, se estremece como bajo los efectos de un sismo. Hay aullidos, bastonazos e insultos, los compositores Claude Debussy y Camille Saint-Saens abandonan la sala. Leon Paul Fargue grita: venganza, venganza, según reseñan las crónicas de la época.

Nijinski, pálido, se mantiene erguido sobre una silla, mientras Diaghilev suplica al público que le deje terminar el espectáculo. Stravinski comenta ácidamente: Nijinski es un pobre muchacho y su versión danzaria de La consagración... un penoso esfuerzo que no fructifica. Tendrían que pasar varios años para que el célebre compositor rectificara su juicio. Entonces dira: "de todas las interpretaciones de La consagración... que he visto, la de Nijinski es la mejor. Ese aserto obrara como un imprescindible y tardío epitafio. Para Nijinski la noche del 29 de mayo de 1913 se convertiría en el primer peldaño del descenso al infierno. Emprende una gira por Suramérica y se casa con una bailarina de origen húngaro, Romola Pulska. Diaghilev, como un amante despechado, lo despide y borra todas sus coreografías del repertorio de los Ballets Rusos.

Nadie habla ya más de La Consagración..., las notas sobre la partitura de Stravinski, los apuntes de Marie Rambert, los dibujos de Valentin Gross, los bocetos de vestuario y escenografía de Nicolas Roerich se extravían o dispersan por bibliotecas y museos. Había sido el pionero de una vanguardia por entonces inimaginada. Tendrían que transcurrir casi 50 años para que Maurice Bejart lo reivindicara al irrumpir en la escena de un modo igualmente audaz, provocador y contradictorio.

Luego sobrevendrían la locura, la desesperación y la muerte. Fallece el 8 de abril de 1950 en Londres, donde yacía desde 1918 en un manicomio, víctima de una melancolía pertinaz que lo lleva a romper su contacto con la realidad y con el mundo. Inmadurez afectiva, decretarían los psiquiatras, Freud entre ellos. A los 58 años de su muerte, vale recordar a Vaslav Nijinski como el genio intuitivo que fue, como el precursor de esa libertad sin restricciones que reclama la danza para no consumirse en sus propios esquemas. Bejart lo llamo "clown de Dios". Nijinski restableció el equilibrio entre lo divino y lo terreno.


Por Anubis Galardy

Prensa Latina 

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Con una expresión salvaje y movimientos angulosos, Vlaslav Nijinski revolucionó la danza moderna y conquistó al público en una escasa carrera artística de 10 años, desde su debut en 1909 hasta su retiro en 1919.

Talentoso bailarín y coreógrafo ruso, nacido en Kiev en 1889, Nijinski fue admitido en la Escuela Imperial de Danza de San Petersburgo, cuando tenía 9 años, evolucionando de manera por demás sorprendente. Sin recurrir a las cinco posiciones ni al vocabulario tradicional del ballet clásico, este artista realizaba una perfecta ejecución del salto gracias a sus cualidades atléticas y a su habilidad de quedar suspendido en el aire.

Siempre polémico, Nijinski no sólo fue el precursor de la danza contemporánea, también se deshizo de los acostumbrados vestidos bordados que utilizaban en los ballets rusos, para cambiarlos por calzones finos y sandalias con aspecto de zapatos de ciudad. Sus magníficas ejecuciones lo llevaron, en 1908, a ser elegido por la prima ballerina Kchessinskaia, favorita del zar, como su pareja. Los éxitos de este bailarín en el Teatro Imperial continuaron hasta 1911, fecha en que fue despedido por una supuesta exhibición incorrecta en una representación ante la emperatriz. Pero las habilidades de Nijinski iban más allá, y prueba de ello era que dos años antes, en 1909, se había incorporado a la compañía de Sergei Diaghilev, fundador del Ballet Ruso, quien lo traslado a París y convirtió su compañía en la mayor sensación del mundo artístico. 

Es ahí donde compartió escenario con otra gran figura del ballet, Ana Pavlova; juntos, ejecutaron, sin duda alguna, lo que muchos consideran las mejores actuaciones en la historia de la danza. Sin embargo, la bailarina decidió abandonar la compañía cuando se dio cuenta de que al lado de Nijinski no podría destacar su enorme talento, al verse opacada por las majestuosas actuaciones de su compañero. 

ÛSerge Diagilev, promotor,empresario, mecenas, tuvo como coreógrafo y bailarín a Nikinsky

Una personalidad controvertida

Los rumores eran una constante en la vida de Nijinski. Mucho se hablaba de sus relaciones homosexuales, siendo comentado por muchos su supuesto amorío con Diaghilev. Aunado a lo anterior, en 1912, con ocasión de la coreografía que creó para La siesta de un fauno, con música de Debussy, el brillante bailarín y excepcional coreógrafo provocó un gran escándalo, debido a las ejecuciones llenas de movimientos sexuales, lo que dividió a la secta bohemia de París en dos fracciones: uno encabezado por el publicista Gaston Calmette, quien lanzaba ataques desde el punto de vista artístico y moral, y otro encabezado por el escultor Auguste Rodin, quien salió a la defensa de Nijinski, señalando que la ruptura de Vlaslav con los cánones del ballet suponía un potencial gigantesco para el desarrollo de la danza. Y la situación controversial continuó con La consagración de la primavera. A fines de 1913, el Ballet Ruso viajó a América, mientras Diaghilev permanecía en Europa. Al llegar a Buenos Aires, Argentina, Nijinski contrajo matrimonio con la húngara Romola de Pulszky, bailarina de la compañía, lo que indignó a Diaghilev, y que le valió el despido a la flamante pareja. Sin

saber que esto era el inicio de su descenso, el artista, a su regreso a Europa, organizó una pequeña compañía y se presentó en Londres. Después viajó con su esposa a Austria, donde los sorprendió la Primera Guerra Mundial, quedando preso en Budapest, y posteriormente en Viena, por su nacionalidad rusa.

En 1919, Nijinski pierde la razón en un retiro lleno de enigmas, y es encerrado en un sanatorio psiquiátrico. Nunca se supo con exactitud la causa de su locura. Unos decían que sus trastornos mentales se debían a una enfermedad familiar, tal vez esquizofrenia; otros, mientras tanto, afirmaban que todo era culpa de una caída que le produjo conmoción cerebral.

Vaslav Nijinski falleció en Londres en 1950, a los 61 años de edad. Sus últimos días los pasó aferrado a un diario, en el que se expresaba a través de figuras circulares. Más tarde, en un afán de Romola por desmentir la homosexualidad del bailarín, manipuló el diario personal de éste antes de ser publicado, en una biografía que ella misma escribió. En fin, lo único que sí queda claro es que tanto la trayectoria profesional -por la que se hizo famoso- como la vida personal de esta gran figura -que finalmente es eso, personal- del ballet, siempre estuvieron en el centro de la opinión pública, misma que lo llegó a considerar como el niño prodigio de la danza, cuyas extraordinarias ejecuciones han quedado inscritas hasta nuestros días.

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Nijinsky y Diaghilev

La venganza: un plato que se come frío.

La boda de Nijinsky en Buenos Aires durante la gira sudamericana de Ballets Russes despertó la ira de Diaghilev, amante traicionado. El despido del bailarín estrella de la compañía y su camino descendente.


Por Isis Wirth (Munich)

La joven húngara Rómola se había propuesto seducir a Nijinsky. En el barco en que viajaba la compañía, rumbo a una gira en América del Sur, se las arregló –con su propio dinero– para ocupar una cabina de primera clase, cerca de su ídolo, y no la de segunda clase que le correspondía como bailarina. De este modo, podía mejor acechar a su presa. Su optimismo y decisión eran grandes pero tenían un límite. Sin embargo, a bordo había algunos casamenteros. El principal de ellos, Dmitri de Gunsburg, a cargo de la compañía; Diaghilev se había quedado en Europa.

Vaslav y Rómola se comprometieron el 30 de agosto de 1913, un día antes de arribar a Rio de Janeiro. El 6 de septiembre desembarcaban en Buenos Aires. Es probable que ya entonces Grigoriev, el régisseur de los Ballets Russes, fiel a Diaghilev, le enviara un telegrama al director de la compañía comunicándole la noticia del compromiso. Gunsburg envió invitaciones para la boda, fijada el 19 de septiembre. No obstante, se casaron el 10. ¿Fue Gunsburg o Rómola quien se percató que tenían que adelantar la fecha, pues Diaghilev podía impedir el matrimonio?

Se ha especulado que Gunsburg podía haber maquinado el asunto desde el principio. Sabía que Nijinsky casado equivalía a Nijinsky expulsado de los Ballets Russes. ¿Estaba interesado en formar una nueva compañía rusa, llevándose a Vaslav con él? Diaghilev estaba en Venecia cuando recibió la noticia. El famoso telegrama que selló el destino del bailarín no fue expedido enseguida, ni siquiera al día siguiente. La venganza es un plato que se come frío. Desde luego, apenas lo supo, se puso lívido, histérico, comenzó a gritar desenfrenado y a llamar a todo el mundo para efectuar un “consejo de guerra”. Este permitió analizar la situación con más calma. ¿Nijinsky no estará enfermo? ¿Se sentía infeliz? Pero la ira de Diaghilev no se apaciguaba y desoyó los comentarios de su “consejo de guerra”.


Poster realizado por Richard Amsel para la película sobre la 

vida de Nijinsky “Nijinsky a true story”. Poster artwork by Richard Amsel


La histeria de Diaghilev, amante traicionado, estaba fuera de lugar. El romance entre el director y el bailarín languidecía desde hacía tiempo, la relación se extinguía. Pero, como siempre ocurre, la pérdida revive el deseo. Para colmo, quien le había robado a Nijinsky era ¡una mujer!, de tan sólo 22 años.

El primer impulso de Diaghilev fue, por supuesto, despachar a Nijinsky. La rabia del infierno se cocinaba en su corazón. Pero si despedía en ese momento a Nijinsky, el bailarín no habría podido continuar la gira en América del Sur, lo cual significaba ruptura de contrato y una gran pérdida de dinero.

A principios de noviembre, la compañía regresó a Europa. Vaslav quería llevar a Rusia a su esposa, con tal de pasar la Navidad junto a su madre y hermana, Bronislava. ¡Pobre Vaslav! No sospechaba lo que ya Diaghilev había decidido. Nijinsky le envió un telegrama, donde le pedía noticias al director de los ballets (“José y sus hermanos”, con música de Richard Strauss; y otro sobre la de Bach) en los que había estado trabajando. Quería saber el inocente cuándo se estrenarían. Y exigía que durante los ensayos de estas obras, la compañía no se ocuparía de otra cosa.


Fue en respuesta a este telegrama que Diaghilev hizo enviar el suyo, despidiéndolo. Y ni siquiera lo firmó él, sino que para ello solicitó a su Grigoriev. “En respuesta a su telegrama al señor Diaghilev, quisiera informarle que el señor Diaghilev no necesita más de sus servicios. Serge Grigoriev, régisseur de los Ballets Russes”. Esperó pacientemente Diaghilev hasta que Nijinsky se dirigiese a él. Y remató su estocada haciendo firmar a Grigoriev. La relación amorosa con Vaslav ni siquiera se mantenía en un nivel de amistad, sino que la hizo descender a un simple trámite, uno más de los que le correspondían a un régisseur.


Por Isis Wirth (Munich)

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El primer ballet de Nijinsky como coreógrafo

Sabido es que el primer ballet de Nijinsky como coreógrafo fue "La siesta de un fauno" (1911). 

También, es conocido el escándalo que su erótico final provocó entonces. Incluso, el sofisticado público de la noche del estreno se vio sorprendido. 

Por Isis Wirth (München)


Anécdotas de la historia: Un paso en falso.

El origen del Museo Rodin y las disputas que generó el primer ballet con coreografía de Nijinsky: "La siesta de un fauno". August Rodin y un grupo de intelectuales y artistas formaron parte de la contienda.

Sabido es que el primer ballet de Nijinsky como coreógrafo fue "La siesta de un fauno" (1911). También, es conocido el escándalo que su erótico final provocó entonces. Incluso, el sofisticado público de la noche del estreno se vio sorprendido. Evidentemente, el final era sexualmente muy explícito. Hoy, más que de vuelta de todo, ya se está es harto de tanta profusión anatómica y ese final resulta banal. Pero hace casi cien años, fue una novedad absoluta. Diaghilev, si de algo sabía, era de relaciones públicas. Varios periodistas amigos fueron advertidos en París, y el nuevo ballet fue acogido como "una nueva forma". Sin embargo, Gaston Calmette, de "Le Figaro", o bien no fue advertido oportunamente –un descuido, acaso–, o bien no se dio por aludido.

Con el título "Un faux pas" (un paso en falso), en la primera página de "Le Figaro", decía: "No voy a poner en duda el valor de la música de Debussy (...) Tan sólo estoy seguro de que cualquiera de nuestros lectores que estuvieron ayer en el teatro de Châtelet se unirán a mí en esta protesta en contra de la inusual exhibición, la cual ellos tuvieron la audacia de servirnos disfrazada de una obra de arte, seria. (...) El público verdadero nunca aceptará este realismo animal". Si se deja de lado lo de "realismo animal" – hoy por hoy, ya éste es inocente, pasado de moda–, las restantes líneas podrían ser suscritas, en cualquier momento con referencia a cualquier obra que uno tenga a bien (o a mal) recordar. El arte es una serpiente que siempre se está mordiendo la cola.

El pintor Odilon Redon y Auguste Rodin salieron en defensa de "La siesta...", de Nijinsky y del propio Diaghilev (Calmette veía una "conspiración franco-rusa" para desvirtuar el arte, donde el tambor principal era el empresario del mechón blanco.) Redon le escribió una carta a Calmette, quien a su vez contestó en el diario, e hizo alusión a su amigo Mallarmé, cuyo poema homónimo originó el ballet, "lamentablemente no presente, hubiese apreciado mucho esta maravillosa evocación de su pensamiento".


El antiguo hotel Biron es hoy el célebre Museo Rodin de París y fue la residencia permanente del escultor

Rodin escribió en "Le Matin": "Forma y significado están indisolublemente ligados en el cuerpo de Nijinsky (...) Su belleza es la de los frescos y la escultura de la antigüedad. Él es el modelo ideal". También desde entonces hasta hoy han corrido algunos ríos de tinta, tratando de determinar hasta qué punto en la realidad fue Nijinsky para Monsieur Rodin, el "modelo ideal".

Por supuesto, que esto es una pequeñez, un detalle que sólo agrega un extra de picante a quienes gustan del condimento. Más pequeña aun fue la reacción de Calmette, luego de que figuras del prestigio de Rodin y Redon le repostaran, o, incluso, tras la contraofensiva de Diaghilev: "Opiniones como la de Calmette son autoritarias, y el ballet es la culminación de una serie de experimentos, con la fe que nuestras creaciones merecen, además, el respeto de nuestros enemigos".

Calmette respondió con un golpe bajo: acusó a Rodin de vivir a costa de los impuestos de los ciudadanos, en el hotel Biron, de exhibir indecencias en la antigua capilla del Sagrado Corazón, al lado del hotel, y de estar rodeado por una corte de "gentiles" damas y snobs. Pidió al gobierno francés que terminara con esta situación. Al menos en esa época, las pasiones artísticas pedían por la intervención del gobierno para dirimirlas. Lo cierto es que Calmette comprendió que había perdido la batalla. Pero, en la segunda representación del Fauno, el 31 de mayo, la policía estuvo presente, y Nijinsky modificó en algo su final, y lo hizo menos perceptible...

En cuanto a Rodin, Calmette obtuvo lo que pedía con respecto a su residencia pagada con el dinero del contribuyente... pero de la manera contraria: el periodista Mortier de "Gil Blas" adujo que, en lugar de expulsar a Rodin del hotel Biron, como Calmette sugería, se le concediera ese espacio como residencia y estudio de por vida, a condición de que el escultor legara toda su obra al Estado. Eso sucedió posteriormente: el hotel Biron es hoy el célebre Museo Rodin de París.



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El Diario de Vaslav Nijinsky

Vaslav Nijinsky, el «dios de la danza», nunca fue entendido por su esposa y madre de su hija, Romola Polski, que amó no a la persona sino a la celebridad. El coreógrafo era emocionalmente voluble, silencioso, excéntrico y narcisista. Padeció venganzas de amantes despechados, como Diaghilev, y como Garland y sus mentores usaron su cuerpo y su arte. 

En 1945 escapó del hospital y encontró a soldados rusos que lo reconocieron y abrazaron. Comió y cantó con ellos en su lengua materna. Renació a los cincuenta y seis años. Murió de un fallo renal.


La enfermedad mental se presentó cuatro años después del estreno en París de «La consagración de la primavera», de Stravinski, que fue silbada. Cuando la paranoia fue creciendo, Nijinsky deseó regresar a Rusia. Su mujer se lo negó, pero a cambio le llevó a los más célebres psiquiatras -Adler, Jung- y a sanatorios caros. Buscaban la raíz del mal, pero el artista escribía su sentir: «Soy un hombre normal. Soy un bailarín, me entenderás cuando me veas bailar». Vidas ebrias de locura - MADRID. ABC.


El diario de Vaslav Nijinsky 

En 1917 su salud mental comienza a deteriorarse. Bailó por última vez en público el 19 de enero de 1919 en el hotel Saint Moritz, en Suiza. Antes de sumergirse de lleno en el universo de la locura escribió cuarto cuadernos que contienen su diario íntimo. Los textos fueron publicados en 1936 con el título "Diarios de Nijinsky"


Fragmentos del Diario:

"Yo quiero que fotografíen mis escritos para explicar mis escritos, porque mi escritura es la de Dios" en vez de imprimirlos, "porque la impresión destruye la escritura. La escritura es algo bello, es por eso que es necesario fijarla".

"no me gusta la técnica insensible, yo conozco a los literatos, yo los entiendo, ellos quieren examinar mi cerebro, pero yo quiero examinar sus mentes, no soy un fakir ni un mago, soy dios en un cuerpo, la gente dirá que lo que escribo es estúpido, pero en realidad, todo lo estúpido tiene un significado profundo, impenetrable si no hablo, si no grito estúpidamente nadie me entenderá, el estilo, esa es pura invención francesa, yo bailé duro sobre estas ásperas maderas, hasta sacarme sangre de las plantas de los pies, hasta alcanzar las cumbres de la locura, en cambio, Mallarmé alcoholizado apenas pudo capturar mi danza en algunos garabatos de insulsa poesía, me contento con que el árbol me entienda, yo quiero amar a todos y por eso soy como dios, no me atrae el arte sin moral, Stravinsky es un hombre seco, sin histeria creadora, por eso me odia, me tiene envidia, porque yo he alcanzado la moral y la belleza, sé que todos han olvidado a dios, todos piensan que es una mentira, los científicos dicen que no hay dios, pero yo les digo que hay un dios, yo lo siento como las madres, ellas me entienden mejor porque ellas huelen la cercanía de la escuela, dando a luz a sus hijos, yo soy un hombre en dios, hablo con las palabras de dios, ¿qué estas haciendo con tu obra? Tú siempre cambias de estilo, no me gusta parecer siempre el mismo, yo soy una hoja de dios, yo amaba a dios, pero no me gustaba rezar, leí el idiota a los dieciocho y entendí su significado, me masturbaba duramente, hasta arrancarme sangre del glanden, cuando leí el idiota sentí que el idiota no era un idiota, sino un buen hombre, como tú lo eres, a los dieciocho no pude entender su significado porque era muy joven, solo un poco idiota, yo no sabía nada de la teoría, ahora entiendo el idiota porque yo mismo soy tomado por un idiota, no estoy loco y el idiota no es un idiota, yo sé que los niños que comen carne se masturban, por eso prefiero el cartón, hombres y mujeres separados o juntos se masturban también, esto desarrolla la idiotez, pienso que la fuerza de la vida no proviene del alimento sino de la mente, la gente ignorante piensa que uno no puede ser alimentado por la mente o la buena literatura, uno puede, en serio, la mente reemplaza el alimento, es como la caca, pero inodora, incolora, insípida, el agua, eso es, yo como sólo lo que la verdad me ordena comer, la teoría de la danza, yo llamaré la primera parte de este libro vida y luego me titularé conocimiento, los críticos siempre piensan que son más inteligentes que los artistas, los artistas tiemblan ante el crítico, esto es cierto, ellos sienten dolor y sufren, sus almas lloran, la gente piensa que los niños son necesarios para tener sujetos, ellos matan a los lectores y cubren la tierra con sus cenizas, yo soy ruso y por eso sé como es la tierra, la gente dice, ¿Por qué Nijinsky siempre habla de dios?, él se ha vuelto loco, él es un bailarín y nada más, el arte es independiente de la sociedad, aun así reclaman que sea educativo, ellos afirman que soy la danza pura, pero se equivocan, porque en la danza está dios, no sólo se trata de un simple entretenimiento, inofensivo, todo lo contrario, la danza ancestralmente ha sido tribal, peligrosa, los antiguos guerreros danzaban, devoraban la carne de sus niños, se embriagaban en su sangre núbil antes de empezar una lectura, los rechonchos críticos, en cambio, con sus trajes costosos, están allí sentados aplaudiendo, o soñolientos, lo han olvidado todo, por eso ....

soy el fauno redentor…

no me gusta dios cuando es malo, yo soy dios, Nijinsky es dios, los doctores no entienden mi enfermedad, mi cuerpo no está enfermo, mi alma lo está, sufro, sufro, soy sólo un hombre, no soy dios, yo sé que los socialistas me entenderían mejor, pero yo no soy socialista, yo soy parte de dios, soy del partido de dios, no quiero guerras ni fronteras, el libro existe y tiene un hogar en todos lados, yo vivo en todos lados, no quiero tener ninguna propiedad, no quiero ser rico, no soy un animal sediento de sangre, soy un hombre, dios está en mí, yo estoy en dios, lo deseo, lo busco, quiero que estos manuscritos sean publicados para que así todos puedan leerlos, soy un buscador, por eso siento a dios, dios me busca y así nosotros nos encontraremos" The diary of Vaslav Nijinsky. Ed. Romola Nijinsky. New York: Simon and Schuster, 1936. 


The diary of Vaslav Nijinsky. Ed. Romola Nijinsky - New York: Simon and Schuster, 1936.



De los libros de Nijinsky

Por Hugo Madrigal - Psicosis y escritura

Nijinsky nació en 1888, en Kiev, de familia muy pobre, sus dotes naturales para el baile le permitieron acceder a los grupos más sofisticados de la sociedad de su época, y llegó a revolucionar el ballet clásico.

Su vida transcurre con problemas emocionales, obsesionado por su belleza física sufría al ver que la enfermedad se la iba quitando, firmaba D. Nijinsky (lo de D por dios) murió en Londres en 1950 aferrado a sus diarios que quería publicarlos en Zurich y que después los dieron a conocer su esposa e hijas. 

"Yo no tengo miedo. Sentí temor a la muerte en el principio. Nadie quería matarme. Caminaba y caí en un precipicio y un árbol me retuvo. No sabía que había un árbol en el camino. Era niño y mi padre quiso enseñarme a nadar. Me tiró al agua, donde la gente se bañaba. Caí y me deslicé hasta el fondo. No sabía nadar, pero sentí que el aire me faltaba, entonces cerré la boca. Tenía poco aire, pero lo guardaba pensando que si Dios así lo quería, me salvaría. Caminé derecho, no sabía hacia dónde. Caminé y caminé y, súbitamente, sentí una claridad, bajo el agua. Comprendí que haría pie y caminé más rápido. Llegué a una pared. La pared era derecha. No veía el cielo. Veía el agua debajo de mí. Súbitamente sentí fuerza física y salté. Cuando salté, advertí una cuerda. Me aferre a la cuerda y me salvé. Digo todo lo que me ocurrió pueden preguntarle a mi madre, si no se olvidó de esta historia que ocurrió en un baño de hombres en Neva, en Petersburgo. Veía a mi padre hacer volteretas y caer en el agua, pero tenía miedo. No me gustaban las volteretas. Tenía miedo. No era más que un niño de seis o siete años y no olvidé esa historia, por eso busco hacerle una muy buena impresión a mi pequeña, pues sé que un niño no olvida lo que le ocurrió."

Lidia Sokolova famosa bailarina que lo conoció dice al respecto: "Por su apariencia física, Nijinsky era él mismo un fauno; una criatura salvaje que había sido atrapada en la sociedad y que no se encontraba cómodo en ella. Cuando persona cualquiera se dirigía a él, volvía furtivamente la cabeza y parecía que de pronto podía llegar a pegarle un golpe en el estómago. Casi nunca hablaba con nadie y parecía vivir en un plano diferente".


The diary of Vaslav Nijinsky. Ed. Romola Nijinsky - New York: Simon and Schuster, 1936.


Películas 

•Nizhinsky (1970)

Dirigida por Tony Richardson, el guión fue escrito por Edward Albee. 

La película iba a ser estelarizada por Rudolph Nureyev como Vaslav, Claude Jade como Romola y Paul Scofield como Diaghilev, 

sin embargo los productores Albert R. Broccoli y Harry Saltzman cancelaron el proyecto y quedó inconclusa.

•Nizhinsky (1980)

Dirigida por Herbert Ross, estelarizada por George de la Pena como Vaslav, 

Leslie Browne como Romola, Alan Bates como Diaghilev y Jeremy Irons como Fokhine. 

Romola Nijinski tuvo un crédito de escritor en la película. 

•The Diaries of Vaslav Nijinsky (2001)

Dirigida y escrita por Paul Cox. 

El guión estuvo basado directamente de los diarios de Nijinski leídas con imágenes relacionadas. 

El tema principal fueron su obra, su enfermedad y sus relaciones con Diaghilev y con su mujer.


Nizhinsky (1980) Dirigida por Herbert Ross, estelarizada por George de la Pena como Vaslav, 

Leslie Browne como Romola, Alan Bates como Diaghilev y Jeremy Irons como Fokhine. 

Romola Nijinski tuvo un crédito de escritor en la película. 

The Diaries of Vaslav Nijinsky (2001) Dirigida y escrita por Paul Cox. 

El guión estuvo basado directamente de los diarios de Nijinski leídas con imágenes relacionadas. 

El tema principal fueron su obra, su enfermedad y sus relaciones con Diaghilev y con su mujer.


Fragmentos Extraviados del Diario de Vaslav Nijinsky (1890-1950)

Por Luis Alberto Salvarezza

I

La vida fue pájaro y vuelo,

después sólo pico y garras.

Un juego amargo,

un temblor de carroña

arrojado a la insatisfacción del deseo.

II

Mi soledad se parece a los buitres

sólo en la muerte encuentra compañía.

Tiene pico corvo y plumaje negro.

III

Hoy asesiné los sentimientos de culpa,

me desprendí de la cabeza a los pies del pesado

ropaje,

y herí con mi afilada desnudez de navajas el aire.

e hice la guerra con una adolescente pervertida

y fui rojo subido, el púrpura caído de la tarde.

IV

Rómola: tu llanto me hace pensar 

que todavía creo en algo.

Por eso alguien adentro de mi silencio

me hace danzar en alaridos.

Me empantana como un camalote sobre tu piel

y aunque a la deriva soy celeste goce.

Un silencio vegetal para tu metálica indiferencia.

Parpadearon los espejos

V

Mi elasticidad es un dolor que sueña curvaturas,

balanceo de cañas, juncos o mimbres,

lo que cae del viento: en volutas, huracanado,

girando...

VI

¿Soy Apis o el árbol de Tolstoi? (1)

¡No sé! Pero te amé rural como una hoja de álamo,

una y otra vez, amarilla, abiertamente.

Tú eras la momia, yo el centro, la corola,

el espectro de la rosa.

Ellos: las espinas de la condena.

VII

Muchas veces fui fiera enjaulada.

El día que pueda escapar en el escapar, lo presiento,

aullará la muerte.

VIII

Ambos fuimos un silencio de a pedazos,

danza, soplo de luz, relámpago,

cortejo, picotazo, embriaguez,

sostenido desmayo, orgasmo.

Un zarpazo de sombra

donde la luz inscribe su vacío.

IX

Agoniza la primavera

en la mudez de las piedras,

abrillantadas de polen ajeno.

X

Por eso y por vos Rómola,

pronto estaré junto a los que no están:

la patria de todos.

Estaré junto a él, de rodillas, apasionadamente.

XI

El exceso de sensibilidad me hizo levitar.

Me hizo ángel, colibrí, mariposa, arrojada flor, rosa.

Y la embriaguez de los aplausos me deshojó,

me desaló, me desplumó.

La siesta del fauno fue chorro solar

Sobre el velo de la ninfa, fue semen.

(París era como yo: un «milagro»; lo dijo Proust).

Después del después de la locura

terminé extraviándome. Aunque sé:

«Que Dios me busca, y por lo tanto vamos a terminar

encontrándonos» (2).

¿Lo estoy esperando o es él el que aún me hace danzar

mientras el aire se hace caricia...?

(1) y (2): citas de su Diario.

LUIS ALBERTO SALVAREZZA ha publicado, entre otras obras: De los orígenes ardientes; Doce más doce sobre doce; Bestiario elemental; Katherine Mansfield y otros poemas; Entre el amor y la muerte y De los itinerarios. Además, es dibujante, ceramista y colabora con diversas publicaciones; su obra ha sido reconocida con diversas distinciones. 


Auguste Rodin estatua de Vaslav Nijinskysituada en el cementerio de Montmartre


Auguste Rodin y la danza - Autores: Ramón Balius i Juli - ISSN 1577-4015, Nº 77, 2004 , pag. 89

La obra escultórica Nijinski, de la cual es autor Auguste Rodin (1840¿1917), considerado, indiscutiblemente, como el más importante escultor de su tiempo. Durante toda su existencia, Rodin se enfrentó al reto de intentar dar vida a la materia inerte y captar el movimiento. Hacia 1910 dedicó una serie de esculturas al tema de la danza (Movimientos de danza), inspiradas en los nuevos estilos de expresión corporal, introducidos en el arte de la coreografía por Isadora Duncan, Loïe Fuller y los Ballets Rusos. A principios de 1912, el bailarín Vaslav Nijinski volvió a París para interpretar con los Ballets Rusos la obra de Debussy, Prélude à l Après-Midi d un Faune. El acontecimiento, que entusiasmó a Rodin, provocó una fuerte polémica. El periodista Gaston Calmette, director de Le Figaro, escribió: ¿Hemos visto un fauno indecente, con movimientos viles de bestialidad erótica y gestos de grave impudor¿. Otro crítico, Roger Marx, publicó un artículo defendiendo a Nijinski, que Rodin firmó. Calmette contraatacó negando la autoridad del artista para juzgar el asunto, denunciando ante la opinión pública que Rodin pretendía ocupar el palacete Biron, antiguo convento y capilla del Sacré-Coeur, (hoy Museo Rodin), con ¿dibujos libidinosos y croquis cínicos¿. Rodin, temiendo perder el contrato del palacete Biron, renegó de su firma. Marx, que nunca se recuperó de haber sido traicionado, murió al año siguiente. A pesar de todo, el mismo año 1912 Auguste Rodin modeló un Nijinski en pleno movimiento, con unos músculos prominentes, especialmente de las piernas, que ciertamente es una de sus realizaciones más bellas y espectaculares... // Autores: Ramón Balius i Juli - ISSN 1577-4015, Nº 77, 2004 , pag. 89


Nijinsky, el gran masturbador - Por VALERIO CAPPELLI

Los fragmentos más escabrosas e inéditos del diario de Vaslav Nijinsky, continuador de una larga estirpe de bailarines, aparecerán el próximo mes de enero en Francia. Estas páginas secretas revelan, por ejemplo, que Vaslav Nijinsky, nacido en 1890, era un personaje lleno de manías, obsesionado con la masturbación.

Continúa el escándalo del diario de Nijinsky, a pesar de que parecía una de esas viejas historias que llenan los medios de comunicación en el verano, pero la verdad es que está teniendo un enorme éxito en Francia. Tanto es así que los enviados especiales al Festival de Avignon han hablado de «sacudida sísmica». «Un espectáculo electrizante» ha escrito Liberation.

Es la verdadera historia del genio que sucumbió a la locura. Llegará también a Roma, al Teatro Valle en la última semana de octubre, para convertirse en el apéndice teatral de «Roma-Europa».

Redjep Mitrovitsa, un actor de 30 años que acaba de ser reclutado por la Comédie Française, ha montado un espectáculo con las partes censuradas del diario del gran Nijinsky, estrella del «Ballet Ruso». Páginas escabrosas e inéditas que serán publicadas en Francia el próximo mes de enero. Mitrovitsa ha anticipado casi todo en su Journal de Vaslav Nijinsky. El actor se pone una camisa blanca y está solo en escena. «Señor, usted no se parece a papá pero viendo su espectáculo me parece volver a verlo». Redjep ha recibido la mejor felicitación de la hija de Nijinsky. Ella ha sido la que le ha confiado las partes que faltaban, después de haber visto el año pasado en Avignon el prólogo del espectáculo. Y ahora que la puesta en escena está terminada en todos sus detalles: «es como si hubiese invocado el espíritu de papá».

¿Pero qué revelan las páginas secretas? «El lío de su mujer, Romola, con el doctor que estaba tratando al bailarín. El se da cuenta y escribe que los dos le quieren encerrar en una prisión». Pero las partes realmente escabrosas son otras: aquellas en las que se habla de la masturbación, una verdadera obsesión para Nijinsky. «Escribe que en el manicomio lo encuentran masturbándose varias veces al día y escribe también que enseñó a masturbarse a su perro. También Gogol era un gran masturbador. Escribe que prefería hacer el amor con las putas que con su mujer». Todas las perversiones de un gran artista que bailaba sobre el filo del precipicio, en medio de un incandescente delirio.

«El que lea estas páginas, quedará asombrado», escribía el bailarín. Y no es para menos. En el diario, salvado afortunadamente en el baúl de la mujer en 1934, aparecen toda una serie de cosas: el monólogo de las alucinaciones religiosas de Nijinsky, que piensa que es Dios; Diaghilev, un hombre corrupto que utiliza sexualmente a los niños. De él escribe: «Le odio desde el primer día que le ví. Se me impuso cuando tenía 18 años, aprovechándose de mi pubertad y pronto le permití hacer el amor conmigo. Le temía profundamente, intentaba disimular el odio que me inspiraba sabiendo que si me portaba de otra forma, mi madre y yo nos moriríamos de hambre».

Poco antes de morir, Romola mostró a Maurice Bejart la versión íntegra del diario. El célebre coreógrafo creó en el 71 y en el 90 dos espectáculos inspirados en el diario de Nijinsky. Hace cuatro años, todo giraba en torno a las relaciones entre el empresario Diaghilev, representado como un grotesco maniquí, y su víctima Nijinsky. En el centro de la escena, Diaghilev, que perseguió al bailarín, cuando le traicionó, casándose con Romola, la bailarina inglesa. ¿Y las partes censuradas? «Bejart juró a Romola que no revelaría a nadie los secretos», dice Mitrovitsa. Para el actor, ahora se clarifica el camino lógico de la locura. ¿Por qué escogió la forma del monólogo? «Era demasiado obvia la metáfora de las relaciones con Diaghilev y con su mujer a través de la figura de los enfermeros y de los médicos. He querido hacer bailar su alma con las palabras».

El diario de Nijinsky, nacido el 28 de febrero de 1890, de padres polacos y continuador de una larga estirpe de bailarines, apareción en España, de la mano de Parsifal Ediciones, el pasado año. No incluía, sin embargo, algunos de los morbosos fragmentos que ahora aparecerán en Francia.

Cuando Nijinsky empezó a anotar fragmentos de su vida en su diario tenía treinta años, residía en St. Moritz con su mujer y su hija y había asombrado ya a París con su talento. Vaslav Nijinsky falleció en Londres en 1950. Con su desaparición, el ballet moderno perdía a una de sus figuras más prestigiosas y enigmáticas. CORRIERE DELLA SERA / EL MUNDO - Jueves, 25 de agosto de 1994. - AÑO VI NUMERO 1.750 PRECIO: 110 PTS.


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