Introducción
Los griegos consideraron que las Pirámides eran una de las siete maravillas del mundo y el tiempo ha demotrado que no andaban muy desencaminados, pues esas colosales edificaciones del 2.600 a. de C., en medio del desierto, siguen impresionando y cautivando a todo aquel que las contempla. Pero, a pesar de ser lo más conocido, la civilización egipcia no se reduce a las Pirámides, sino que desde la unificación del país el año 3.100 a. de C. hasta que se convierte en provincia romana (30 a. C.) fue de sarrollándose y enriqueciéndose, pasando por momentos de crisis e involución y otros de éxito y expansión, tomando lo que le convenía de las culturas vecinas, pero conservando las características fundamentales trasmitidas de generación en generación.
La época de esplendor del Antiguo Egipto ha sido dividida para su estudio y compren sión en Imperio Antiguo (3.1002.180 a. de C.), Imperio Medio (20501790) e Imperio Nuevo (15701192). Manetón, el primer historiador de Egipto, hacia el 280 a C., elaboró una lista de 30 dinastías que se sucedieron a lo largo de 3000 años, empezando en la unificación, en la que incluyó las dinastías nativas y aquellas que reinaron en períodos intermedios haSta el 378 a de C. Pero no todas las dinastías gozaron de igual prestigio y tuvieron el mismo poderío y riqueza; por ese motivo las obras de arte más importantes suelen estar datadas aproximadamente en las mismas épocas y de algunos períodos no se conoce casi nada.
El arte egipcio estaba presidido y condicionado por la religión, cuyas características principales eran el culto divino y el culto a los muertos y al más allá. Asociaron el ciclo del sol a la idea de la resurrección del hombre y para propiciar esta resurrección adoraban al sol y establecieron rituales, cánticos y plegarias para garantizar la supervivencia del alma. La condición esencial de la vida de ultratumba era encontrar un soporte después de la muerte dónde el alma del difunto se integrase y el mejor soporte era el propio cuerpo momificado o imitado con estatuas, lo que fomentó el desarrollo de la ciencia y la escultura. Pero, al mismo tiempo, debían dar cobijo a este cuerpo hasta que se juntara con el alma y de aquí nació parte de la arquitectura egipcia. Desde los orígenes, los principales clientes de los artistas fueron los faraones y los sacerdotes, pero no se construyeron grandes palacios, sino templos y tumbas monumentales y eStas obras de arte gigantes co junto con la escultura monumental y la pintura mural, no se crearon simplemente por sí mismos y por su propia belleza sino con un fin determinado: culto a los dioses y ase gurar la vida en ultratumba. Esta idea caló tan hondo que los particulares enriquecidos crearán sus propias tumbas y muchas fortunas de Egipto serán enterradas junto con sus amos, factor que obviamente hubiera hundido al país, pero los robos y saqueos, desde el principio, lo impidieron.
En el Imperio Antiguo se sentaron las bases y características que los artistas mantendrán durante los siglos posteriores, con algunas modificaciones. Lo más conocido y característico de este período son las Pirámides, tumbas de los faraones, especialmente de los monarcas de la IV Dinastía. Los nobles también construyeron sus tumbas, mucho más modestas, pero no exentas de interés: las mastabas. En ellas se guardaron múltiples estatuas, relieves y pinturas, con una técnica cada vez más perfeccionada, que describían escenas cotidianas: elaboración de alimentos y objetos de la necesidad, recogida de cereales, fermentación del vino, etc... y dan al afortunado poseedor la seguridad de estar provisto eternamente de los bienes de este mundo. Tanto en escultura como en pintura el rasgo principal es el racionalismo de su técnica y la frontalidad.
Durante los imperios medio y nuevo los preceptos y reglas originales serán observados estrictamente. Un cambio importante se da en la arquitectura: ya no se construyen pirámides, sino grandes tumbas y templos excavados en la roca y concentrados en el Valle de los Reyes y grandes templos como son Luxor y Karnak. La pintura y la escultura siguen bajo los mismos cánones, si bien mejora su técnica. No obstante la continuidad del arte egipcio se rompió en 1371 a de C. cuando Amenofis IV abandonó la religión ofi cial, sustituyendo el culto a Amón por el de Atón. Era monoteista y elaboró un nuevo ritual; hizo construir una nueva ciudad y obligó a los artistas a olvidar los estereotipos y el arte se naturalizó. Cuando murió este soberano los sacerdotes consiguieron reimplantar la antigua religión y el arte volvió a ser rígido y racionalista, pero este breve período de revolución influiría algo en los artistas posteriores, ganando gracia y naturalidad.
En el tema referente a la Danza, el arte que más testimonios nos ha dejado es la Pintura, que si no es tan conocida como la arquitectura y la escultura, alcanzó también un desarrollo y técnica considerables. Las estatuas y bajorrelieves están pintados en colores vivos y armoniosos que han perdurado hasta nuestros días. El pintor no se limitaba a ser un simple auxiliar y los frescos igualan las mejores obras de los escultores, pero, desgraciadamente, las pinturas son más perecederas que las esculturas. Como las otras artes, la pintura estaba condicionada por las reglas estereotipadas, sobre todo en lo referente al arte oficial encargado por faraones y sacerdotes. Pero en las tumbas no reales, el muerto "observa" escenas de la vida cotidiana, en las que no aparece como reyo como dios. En la realización de estas pinturas el artista tiene la oportunidad de liberarse, pues no falta a las normas religiosas, ya que son escenas tomadas de la vida normal, no religiosa: cam pesinos, artesanos, servidores, bailarines, portadores de ofrendas que nos dan la impresión de vivacidad extrema. Las fIguras continuan estando de perfIl y con ellaas no se quiere evocar la tridimensionalidad, sino que son simplemente figuras planas, nenas de gracia y colorido .
lo largo de la Historia de Egipto se practicó ampliamente la danza, no sólo en tiempos de los faraones, sino también durante la Edad Media y épocas más modernas. En sus orígenes la música y la danza eran puramente sagradas, siempre
unidas al culto, sobre todo funerario. Desde las dinastías grababan escenas de baile en las armas rituales; en las primeras tumbas, y más tarde en las tebanas, se reproducen abundantemente escenas de baile y juegos, cánticos, saltos, acompañamientos de cortejos fúnebres
LA DANZA EGIPCIA
y en los bajorrelieves nos muestran que el baile era parte obligatoria de las procesiones y las fiestas de cosecha o vendimia. Con el tiempo la danza y la música se convirtieron en uno de los elementos más importantes de la vida espiritual y social.
Los antiguos egipcios gustaban de la danza acrobática y apenas distinguían entre el bai le propiamente dicho y ejercicios gimnásticos de considerable dificultad. Los bailarines so lían actuar casi desnudos y las mujeres llevaban vestidos muy ajustados y transparentes con los senos descubiertos. Los bailes podían ir acompañados de cánticos y/o música. Es ta última, a pesar de la gran cantidad de instrumentos que conocían y utilizaban (tambo res, panderetas, flautas, cuernos, trompetas, laudes y liras) ocupaba un lugar secundario como acompañamiento de la danza, canto o declaración, no la practicaban por el gusto de ella misma.
Como los otros aspectos de la vida egipcia, la danza tenía sus propios dioses. Hathor era la diosa de la danza sagrada, al mismo tiempo que del amor y la borrachera, era muy hermosa, voluptuosa y exhuberante, gran amante de la fiesta, siendo representada como mujer, como vaca y como leona indistintamente. Las danzas hathóricas eran cantos coreografiados en su honor, divididos en funerarios y de fertilidad. A partir del Imperio Medio aparece el dios de la danza popular, Bes, patrón de los bailarines profesionales y de los músicos; sus representaciones son frecuentes en el periodo saítico y ptolomaico y aparece siempre grotesco, bailando y haciendo muecas.
La danza egipcia mantuvo desde la época arcaica unas características comunes y prácticamente inamovibles, pero es quizá la disciplina, junto con la música, que más se dejó in fluir por otras civilizaciones. De hecho, se encuentran bastantes analogías con las culturas mediterráneas; por ejemplo, la danza con las rodillas dobladas también se da entre los hebreos, cretenses y griegos. Otra característica común a Hélade es el gesto de los brazos en oposición, una palma hacia el cielo, otra hacia la tierra, como una svastika.
Rituales
En la mayoría de los rituales del Antiguo Egipto la danza tenía un importante papel, ya fuera como integrante de una procesión ya como parte independiente de la liturgia. Está presente en los ritos de la vida y de la muerte, en los cultos a los
dioses, en la inauguración de edificios, etc... Algunos de ellos eran una forma del culto de Ra, basado en antiguas leyendas: cuando Isis, Neftis, Mesekent y Heket, por indicación de Ra, fueron a asistir a la parturienta que debía dar a luz a faraones, las diosas se disfrazaron de danzantes. En el ancestral y duradero rito de la crecida del Nilo, fuente de vida y de riqueza, un cortejo bailaba hasta que se arrojaba a las aguas a la virgen más bonita de la lo calidad para consumar su matrimonio con el rio. En el rito de la momificación de los bueyes, los enanos bailaban para alegrar al dios Apis (como puede verse en el sarcófago enano del Museo del Cairo, cuyos relieves representan al propietario del mismo bailando contento en una fiesta).
En el Santuario de Horus, el dios halcón, en Edfú, se organizaban una vez al año los esponsales de Hathor con Horus. Los sacerdotes del templo de Dendara iban hacia Edfú, llevando la estatua de su diosa en una barca. Este cortejo se unía a la barca de Horus que lo estaba aguardando y se dirigían al santuario donde el pueblo hacia sus ofrendas, mientras que dos bailarines y un mono hacían sus evoluciones al son de un arpa y de un tambor . Aquí la ceremonia se volvía secreta y las estatuas desaparecían en el interior del templo durante unos días.
En Luxor, bailarines con armas figuraban en el cortejo de la visita anual que realizaba el dios Amón desde Karnak allí el dios era acogido por un grupo de sacerdotisasbailarinas, casi desnudas, pertenecientes al templo. También en la mayoría de los templos se celebra ba la llegada de la primavera con danzas guerreras, como por ejemplo en el templo de Bonto.
La Dama de la danza, la Diosa Hathor, tenía varios templos dedicados a ella, en los que se realizaban numerosas fiestas y litúrgias en su honor. En uno de estos santuarios, el de Dendara, hay numerosos relieves con escenas de ofrenda de vino y de danza y en uno de ellos hay una poesía:
"Es para bailar que el rey de Egipto, Faraón ha venido
Es para cantar que ha venido,
tú, su dueña, mira como baila;
Esposa de Horus, mira como salta.
El hijo de Ra, Faraón, tiene las manos limpias y los dedos puros,
tú, su dueña, mira como baila
Esposa de Horus, mira como salta".
Sin embargo, aunque la danza ritual y religiosa era la más importante, no se puede des preciar los bailes de "divertimento". La vida de la corte requería, sin duda, la participación de bailarines, que aparecen a menudo con la cabeza hacia atrás, en el cortejo de los faraones. El poder pagar un cuerpo de bailarinas y músicos era considerado como signo de riqueza y los nobles solían hacer ostentación de ello. Por tanto, al Iado de la danza oficial, ligada estrechamente al culto, se desarrolló una danza pagana, cuyo único fin era entretener y en la que los bailarines alcanzaron un alto nivel técnico.
Los conocimientos que se tienen sobre la danza en Egipto, nos han llegado por varios conductos: loa través de los escritos de los contemporáneos o de épocas posteriores. 2° a través de bajo relieves e inscripciones en paredes de los templos y 3 a través de las decoraciones de las tumbas de nobles y faraones. A modo de ejemplo veremos algunos de es tos relieves y murales que son, quizás, los más conocidos, aunque hay otros muchos de igual intensidad y perfección.
Imperio Antiguo
Mastaba de Mererouha
Esta tumba nobiliaria construida en Sagarra hacia el año 2.430 antes de Cristo, es una bella muestra del gusto por la danza, ya que varias de sus dependencias están decoradas con imágenes referentes a ella. En la Sala de la Música y la Danza hay diferentes estelas pintadas con escenas de hombres y mujeres bailando; en el piso bajo aparecen seis hombres aplaudiendo y cuatro grupos de mujeres haciendo diversas evoluciones; en el piso superior seis mujeres aplauden mientras ocho compañeras bailan con los brazos en alto. En la sala principal, varias muchachas ejecutan la danza de los espejos, sosteniendo en las ma nos símbolos hathóricos. En esta misma estancia, en la parte reservada a la esposa, hay un relieve en el que aparecen mujeres en grupos de dos: unas se balancean mientras otras están haciendo palmas y otro grupo ejecuta un baile parecido al "sirtaki". Las danzas masculinas son más tranquilas y de grupos simétricos.
Tumba de Ti, también en Saqarra, pero de técnica muy primitiva. Entre otros relieves y pinturas, destaca una estela de tres pisos: en el 1o hay cinco bailarinas con los brazos levantados y tres cantantes; En el 20 músicos con arpas; en el 3° se repite la escena inicial. Los cantantes y músicos van vestidos, mientras que las bailarinas van medio desnudas.
Imperio Medio
Durante las Dinastías XI y XII se realizaron pequeñas estatuillas funerarias en madera de inigualable originalidad que reproducen multitud de aspectos de la vida cotidiana: sirvientes, navegantes, danzarinas, músicos, soldados, artesanos, señores, etc... También los nobles y faraones, pero especialmente los primeros, adornaron sus tumbas con representaciones de danzas.
En BeniHassan hay dos tumbas con estos temas. En la del noble Khiti aparece la danza de guerra, ejecutada por los soldados (saltando con arcos y flechas) antes de la batalla. En la tumba del príncipe Khnoumhotep, delante de su estatua funeraria, hay también danzas rituales de hombres y baile de cuatro chicas acróbatas con el cabello recogido hacia arriba y van acompañadas de inscripciones que narran un diálogo entre las muchachas y un seductor.
Antehafer (gobernador de Tebas bajo el reinado de Sesostris I Dinastía XII) también pensó en la danza cuando construyó su morada eterna: hay una escena alegre que evoca los bailes de la cosecha y la vendimia. Otra representa el rito de la fecundidad en el que, mediante práctica bailada se recordaba el antiguo sacrificio de abertura de los senos de las mujeres.
Imperio Nuevo
El Imperio Nuevo nos ha dejado gran cantidad de obras de arte, especialmente las Di. nastias XVIII y XIX, y aunque el centro cultural y político estaba localizado en Tebas, no se limitaron a construir allí, sino que se extendieron por todo el territorio. consecuente mente las escenas de danza son mucho más numerosas, pero no sólo por la mayor cantidad de templos y tumbas, sino también por el natural desarrollo de esta disciplina y su importancia en ritos y fiestas durante esta época.
En el templo de Amón (Karnak) se encontró un bloque de granito con relieves, hecho ba jo el reinado de Hatsepsut (Dinastía XVIII): numerosos músicos con panderetas acompañan a doce bailarinas acróbatas haciendo el "puente" divididos en dos niveles, sus cabellos llegan y se arrastran por el suelo.
En el valle de los nobles, se han encontrado diversas tumbas con bellos motivos pinta dos en sus paredes, reproduciendo escenas de la vida cotidiana que tenían como fin promover a sus moradores de todos los placeres que pudiesen necesitar. Por supuesto, en muchas de ellas, la danza es el tema principal o uno de los más importantes. En la tumba de Nafte está el famoso fresco de las "tres bailarinas", que expresan el movimiento con mucha gracia. En la tumba de Djeserkasesomb hay una escena de músicos y una figura danzante de vivacidad extrema. En la tumba de Nakht (nO 52 de Tebas hacia 1.420 antes de Cristo) contrasta el movimiento de la bailarina con el hieratismo de los músicos; la baila rina está casi desnuda y enjoyada según la costumbre de las fiestas de esta dinastía; la diferente orientación de los rostros representados acentúa el dinamismo de la silueta de la bailarina.
De estos mismos años data la Tumba de Horemheb (nO 78 de Tebas) en la que se re presenta a un bailarín nubio, destacando los rasgos faciales de su raza y el estilo descoyuntado de las danzas negras.
Por último, referente a Dinastía XVIII, en la tumba de Nabamum se representa un banquete en honor a dioses y difuntos y uno de los mejores fragmentos muestra cuatro músicos de frente, que constituyen excepción única en la pintura egipcia, y dos bailarinas dibujadas con gran realismo y vivacidad, con ausencia de convencionalismos.
El período de Tellel Amarna pertenece también a la Dinastía XVIII, pero merece ser estudiado aparte, por todo lo que supuso de renovación en el mundo egipcio. AmenoflS IV (o Ahenaton) revolucionó la religión y la vida social al introducir el monoteismo, el culto al único dios Atón; al hacerlo, no sólo cambió la capital, sino que alejó de su corte al poderoso sacerdocio y lo sustituyó' por otro fiel a los nuevos ideales. El arte de este período se humanizó, el simbolismo cede sitio a la representación directa: figuras realiza das en verdadero perfil, intentos de perspectiva lineal, representaciones del faraón y su familia en actitud natural, no divinizada, etc. Aunque no se tienen muchas escenificaciones de bailes, cabe suponer que este arte también se vio afectado, aunque en menos medida que los otros, ya que en la danza es donde se había dado más muestras de naturalismo. Uno de los ejemplos conocidos es la estela conmemorativa de la entrega de recompensas a Ai' por Akenaton y su familia, donde aparecen un grupo de músicos bailando al son de un tambor.
Muerto Akenaton sus seguidores no tendrán fuerza suficiente para mantener el culto al disco solar y los sacerdotes consiguieron desterrar la herejía y volver a la antigua religión y estilo artístico, pero la revolución dejó su huella y la escultura ganó notoriedad en tre la expresión y actitud.
De la Dinastía XIX data una bella y famosa pintura llamada "Ostrakon de la bailarina". El nombre le viene por su soporte, un "ostraka" fragmento de caliza pintado. En ella aparece una bailarina acróbata haciendo el puente y arrastrando sus cabellos por el suelo, en lo que el artista actúa con gran libertad respecto a las formas del arte tradicional. Este tipo de danza formaba parte de los cortejos de Amón en los que los barcos santuarios iban precedidos de monos y bailarinas.
Conclusiones
La Danza del Antiguo Egipto alcanzó una gran difusión, técnica y perfección y que transformándose desde parte del ritual sagrado hasta parte integrante en cualquier festejo o actividad social. Hemos visto que era considerada como un espectáculo placentero, dig no de ser conservado más allá de la muerte, al mismo tiempo que cuidaban su significado religioso. Los bailarines, en un principio sacerdotes y sacerdotisas, se van profesionalizan do hasta convertir la danza en una profesión digna y considerada que continuará a lo largo de la Historia de Egipto, mezclando la tradición faraónica con las culturas que posteriormente irán asentándose en el Valle del Nilo y su desierto.
BIBLIOGRAFIA
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