George Balanchine: "La danza no puede expresar nada. La danza se expresa así misma".

Foto: Archivo particular


GEORGE BLANCHINE

Un 22 de enero de 1904 nacía el gran George Balanchine. (Giorgi Melitonovich Balanchivadze; San Petersburgo, 1904 - Nueva York, 1984) Bailarín y coreógrafo ruso nacionalizado estadounidense.


Conocido como “el padre” del ballet en Estados Unidos –creador de la primera compañía “americana”, el New York City Ballet, y su director durante 35 años-, George Balanchine, nacido en San Petersburgo (Rusia) un 22 de enero de 1904, fue creador de una impronta y su nombre quedó así en los pergaminos de la historia de la danza mundial.


Su padre, Meliton Balanchivadze, fue cantante de ópera y compositor. Fue su madre quien insistió con que “Georgi”  tomara clases de danza junto a su hermana Tamara. A la edad de 9 años, fue aceptado en la Escuela Imperial de Teatro en San Petersburgo. Luego de participar, durante su infancia en las obras ofrecidas en el Mariinsky, fue seleccionado para integrar el cuerpo de baile de tal teatro.


Siendo que su padre era compositor, Balanchine tenía un alto grado de conocimiento y conciencia respecto de la música, lo cual fue luego determinante en su tarea como coreógrafo. Fue su musicalidad que lo destacó y lo llevó a trabajar incluso obras con los propios compositores de la música, como Igor Stravinsky, con quien tuvo una «sociedad artística» de casi 50 años. A sus 5 años, había también tomado clases de piano y, durante un periodo de su adolescencia, amén de la danza, también estudiaba música en el Conservatorio de San Petersburgo. Luego de un tiempo, comenzó a componer sus propias piezas. Se dice que incluso aprovechó estas aptitudes en plena Revolución Rusa, cuando el dinero no tenía valor financiero por las crisis económicas que se produjeron con el cambio de gobierno: tocaba el piano en cabarets y al son de películas mudas a cambio de pan o comida.


Balanchine comenzó a coreografiar también muy joven, casi que en su adolescencia. Hacia 1923, creó junto a algunos amigos del Mariinsky su primera compañía experimental: el “Ballet joven”, que fue incluso censurado por las autoridades de la URSS y los intérpretes fueron amenazados con ser despedidos de sus puestos en el Ballet oficial si continuaban con esas prácticas. Fue al año siguiente, en 1924, que a Balanchine, junto a otros tres colegas, le fue permitido salir a bailar en Europa occidental. Nunca volvieron a la URSS: en Londres fueron tomados por Diaghilev para Les Ballets Russes. Él lo contrató como Maestro, lo cual lo consagraba como el coreógrafo de la compañía. La primera obra para esta agrupación fue L’Enfant et les Sortilèges (1925), con música de Ravel.  Hasta la muerte de Diaghilev en 1929, compuso nueve coreografías. Durante este periodo, fue una lesión en la rodilla que lo alejó paulatinamente de la práctica dancística para focalizar en la actividad creativa y coreográfica.


Luego de la muerte de Diaghilev, Balanchine tuvo una vida artística errática. Filmó una película con la bailarina Lydia Lopokova, quien curiosamente era la esposa del economista inglés John Maynard Keynes, conocido por la teoría del Estado de Bienestar que luego marcó la historia político-económica mundial del siglo XX. Actuó en Dinamarca y coreografió para los Ballets Russes de Monte Carlo.


Fue trabajando en Londres, y luego de un intento fallido de conformar una compañía propia “Les Ballets 1933”, que conoció a Lincoln Kirstein, un mecenas de las artes estadounidense –nacido en Boston y educado en Harvard-, que tenía la ilusión de crear una compañía de ballet “típicamente americana”: integrada por bailarines estadounidenses, y que no dependiera del repertorio europeo. Se encontraron ambos a través de Romola Nijinsky, a quien Kirstein había ayudado a escribir una biografía de su célebre marido. Fue así que en octubre de 1933, Balanchine llegó a Nueva York.


La primera iniciativa conjunta fue la Escuela de Ballet Americano (The School of American Ballet), fundada en 1934. Luego de un año, Balanchine y Kirstein ya habían creado una compañía profesional, el “American Ballet”, que hizo su debut en Nueva York en 1935. El grupo se convirtió en residente del Metropolitan Opera House, una asociación que no duró mucho tiempo – hasta 1938- dado, curiosamente, el poco interés de la institución en el ballet, lo cual generó una serie de desajustes que terminaron por disolver la compañía.


Fue en 1946 que Kirstein y Balanchine formaron Ballet Society, agrupación que se dedicaba a presentar algunas de las piezas nuevas de Balanchine a pequeños y selectos grupos de espectadores que pagaban una suscripción en Nueva York. En el estreno de la obra “Orfeo”, considerado uno de los grandes eventos culturales de la ciudad, Morton Baum, quien era gerente del Comité Ejecutivo del Centro de Música y Drama de la Ciudad de Nueva York, invitó a la compañía a unirse al City Center, que ya contaba con su compañía de ópera y de teatro. Fue con una performance el 11 de octubre de 1948, que se dio nacimiento oficial al New York City Ballet.


Además del ballet, Balanchine también trabajó en teatro musical y en películas.


Él se consideraba a sí mismo más un artesano que un creador. Renovó la escena mundial del ballet a partir de su impronta neoclásica. Bregaba por el movimiento como protagonista de cada pieza. Limpieza, precisión, equilibrio eran sus premisas, así como el ajustado trabajo con la música, que era para él el móvil esencial de todo movimiento.


Murió un 30 de abril de 1983 de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJ), un mal neurológico.


Fuente: http://www.balanchine.org/


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BALLETS DE BALANCHINE INSTANTÁNEAS


Serenade. Sobre esta obra.


Con el objetivo de transmitir al alumnado que estaba formando las diferencias entre bailar en clase y bailar en el escenario, coreografía Serenade; su primer ballet en Estado Unidos. Se trata de una de sus piezas más importantes, y con ella pretendía rendir homenaje a los coreógrafos que le inspiraban (Petipa, Ivanov y Fokine). Según Balanchine, se trata de un ballet sin argumento. Simplemente es movimiento que acompaña la bella música de Tchaikovsky. La obra hace referencia a otros ballets como El Lago de los Cisnes o Giselle y hace un uso magistral de la composición espacial. Mantiene una atmósfera especial en todo su desarrollo sin llegar a contar ninguna historia en concreto.

















Opéra national de Paris

Sérénade by George Balanchine (Ludmila Pagliero et Hervé Moreau)


“Serenade” fue el primer trabajo coreográfico que Balanchine ejecutaría con bailarines estadounidenses, todos miembros de su recién formada School of American Ballet (Escuela de Ballet Americana). Balanchine había recientemente arribado a este país, gracias a la fortuna de su amigo Lincoln Kirstein, e inmediatamente comenzó a trabajar. El resultado no pudo ser más prometedor.


Ballet Serenade. Tchaikovsky y Balanchine: un maravilloso binomio. | Danza Ballet

Sara Mearns en «Serenade»

Paul Kolnik, cortesia de NYCB

La belleza de la obra no ha podido ser sobrepasada, tanto en la coreografía como en la Serenata para Cuerdas del ruso Tchaikovsky que la inspira, música suave y romántica que me atrevo a decir, tampoco ha podido ser sobrepasada.


El comienzo no pudo ser más prometedor. Esta nueva unión, a través de los años, continuaría ofreciendo maravillas en la danza, como esta “Serenade” que abriría la noche . Cuando el telón se descorre, aparece el nutrido coro femenino con un brazo en alto, como si quisiera detener lo que se acerca. Pronto comienzan a ejecutar el primer paso que se enseña en una clase: el sencillo tendú. Si se leen las notas al programa, el lector comprenderá que el coreógrafo integró a la obra lo que sucede en una clase, así como sus accidentes, cuando una bailarina cae al suelo, en este caso, voluntariamente.


La obra fue revisada por Balanchine después de su estreno y según sus propias palabras, “cambió el orden de la partitura de Tchaikovsky, finalizada ahora con la triste “Elegía”, que antecedida por “Vals” y “Baile Ruso. De los intérpretes solistas, no se puede dejar de notar la presencia de Susan Mearns. ¿Qué la hace diferente a las demás? Que baila con cierto ardor que no aparece en las otras. Mearns, además, posee la magnífica técnica necesaria para interpretar correctamente las difíciles coreografías del maestro.


Según la escuela de Balanchine, lo importante es la limpieza en los pasos y la velocidad con que son interpretados. Parece ser mejor dejar los sentimientos en casa, evitando de esa manera que aparezcan en la escena, melodramas. 

New York City Ballet.

Concerto Barocco


En 1946, crea la Ballet Society; su primera compañía profesional. Unos años más tarde y gracias el éxito que estaba cosechando, el New York City Center le abre sus puertas al coreógrafo y su compañía pasa a llamarse New York City Ballet, agrupación en activo en la actualidad.


El programa inaugural estuvo compuesto por las obras Concerto Barocco, Orpheus y Symphony in C. Fue un triunfo absoluto y se estableció como una de las compañías más importantes del Siglo XX.















Concerto Barocco by George Balanchine (Valentine Colasante & Stéphane Bullion)


Concerto Barocco, sobre esta obra.


Esta obra se inició como un ejercicio de George Balanchine para la escuela del Ballet Americano y fue representada por la Caravana del Ballet Americano durante su histórica gira por Sudamérica, entrando posteriormente en el repertorio del Ballet Ruso de Montecarlo. El 11 de octubre de 1948, Concerto Barocco fue uno de los tres ballets del programa de la primera representación del New York City Ballet. En 1951, Balanchine eliminó de forma permanente los antiguos trajes y vistió a los bailarines con ropa práctica. Probablemente fue la primera aparición de lo que iba a considerarse ropa con la firma Balanchine para las obras contemporáneas.


1. Vivace


Se levanta el telón. Empieza la música. Hay ocho chicas en el escenario. Bailando variablemente en un grupo, en dos grupos y en duetos, las chicas se corresponden con la música que toca la orquesta, pero no en un sentido estricto o literal; no reflejan la música, sino que se mueven conforme a su longitud, el espacio entre su inicio y su final se llena con una imagen danzante de la música. Al igual que el retrato es diferente a la fotografía periodística, también la imagen del baile intenta decir algo distinto a lo que dice una imagen que es el exacto reflejo de la música, compás a compás, ritmo a ritmo. Cuando los dos violines acometen su parte en la música, entran dos solistas. Solas, juntas, y con el «corps de ballet» convierten en parte de la orquestación de la danza. Se apoyan la una en la otra, como la música de un violín se entrelaza con la del otro; representan y desarrollan los temas del ballet que se suceden con la repetición y la evolución de los temas de la orquesta.


2. Largo ma non tanto


Ahora las solistas abandonan el escenario. La orquesta interpreta una melodía lírica, conmovedora. Una de las solistas vuelve con un compañero masculino, quien la eleva suave y lentamente, haciéndola girar mientras el «corps de ballet» se inclina ante ella, alejándola y acercándola a un laberinto formado por el «corps». La música es tierna, aunque posee una cálida nobleza y fortaleza que el compañero de la bailarina le permite imitar mientras se produce su desarrollo. Cuando la música se reúne alrededor de una declaración completa y eltema se repite una y otra vez, subiendo con cada repetición hasta una climática paz, el compañero de la bailarina la eleva y sin pausa por encima de su cabeza, una y otra vez, hasta el sonido acumulativo. Hacia el final del movimiento, el chico desliza a la chica por el suelo en tres osados movimientos. La bailarina se levanta cada vez en una pose abierta que refleja la fuerza subyacente en el lirismo del tema.


3. Allegro


Ahora la música es rápidamente rítmica. Las diez bailarinas parecen responder espontáneamente a ella, siguiendo el latido de la música con saltos suaves y ligeros, gestos definidos de los brazos y agrupaciones sincopadas. Cuando la alegre música llega a su fin, todas las bailarinas se arrodillan.



Innovaciones en el mundo del ballet.

Ya en sus primeras obras se veían inclusiones de otros estilos. Por ejemplo, en Apollo incluye elementos extraídos de la danza jazz. George Balanchine también trabajaba para Broadway y al trasladar estas experiencias a la coreografía clásica le hizo desarrollar un trabajo muy rápido de piernas y ritmos sincopados. Otros elementos característicos son el uso distorsionado de las caderas, la importancia de las líneas en los cuerpos y el trabajo de los pasos a dos.


Ha sido criticado por el movimiento feminista de Estados Unidos de los años 80. Sus comentarios hacia las bailarinas tenían un tono misógino y a través del entrenamiento y la selección favoreció la imagen de la bailarina muy alta y delgada. También se cuestionaba la manera en que construía los pasos a dos en los que la mujer era completamente manipulada.


No obstante, como bien señala la historiadora de la danza (especialista en aplicar perspectiva de género) española, Ana Abad Carlés, “…aunque tales argumentaciones no son del todo desorbitadas,….su trabajo coreográfico para las bailarinas es indudablemente genial”. 


(Abad Carlés, 2004, p.263. Historia del ballet y la danza moderna. Alianza Editorial).

AGON. Sobre esta pieza


En griego, la palabra agon significa lucha o contienda. Pero el colaborador de Stravinsky, el coreógrafo George Balanchine, explicó que veía su ballet neoclásico/modernista Agon "menos como una lucha o concurso que como una construcción mesurada en el espacio, demostrada por cuerpos en movimiento, ajustada a ciertos patrones en ritmo y melodía". Sin argumento, intrincado y abstracto - interpretado por 12 bailarines, construido en 12 secciones, y empleando una técnica de 12 tonos - Agon fusiona exuberantemente la matemática y la música, el intelecto y la emoción. Los críticos aclamaron su estreno por el New York City Ballet en diciembre de 1957, como un hito en la historia de la danza moderna, "un libro de texto vivo sobre el arte de mezclar música y movimiento". Balanchine llamó a Agon, la última partitura de ballet de Stravinsky, "la obra más perfecta" que ha surgido de su larga colaboración.


















Balanchine’s AGON: Anatomy of a Dance


Cuando terminó Agon en su casa en las colinas de Hollywood a finales de abril de 1957, Stravinsky pronto celebraría su 75 cumpleaños, pero todavía estaba explorando nuevos esquemas de composición, colaboración y presentación dramática. Sergei Prokofiev, un compañero ruso y veterano observador de Stravinsky, había notado en una carta de 1924 que Stravinsky siempre estaba consciente de "tratar de dirigir la música". Incluso como septuagenario, no había perdido esa ambición.


Balanchine y Stravinsky habían estado trabajando en el proyecto durante varios años. Lo vieron como el tercero en su trilogía de "ballets griegos", después de Apollon Musagète y Perséphone. A diferencia de sus dos predecesores griegos, y todo el resto de los ballets de Stravinsky, Agon no cuenta una historia - la música es la historia. La partitura anota los movimientos de los bailarines en detalle, con los tiempos exactos correspondientes a la música. Cada una de las doce secciones cortas (más un preludio y dos interludios) utiliza una combinación diferente de instrumentos, de la misma manera que cada baile emplea una combinación diferente de los ocho bailarines femeninos y los cuatro masculinos.


La partitura reconstruye (o deconstruye) los bailes de la corte francesa del siglo XVII que Stravinsky encontró en un manual publicado en 1623: saraband, galliard y bransle. Lo que hace que la música sea tan sorprendente y fresca es la ingeniosa unión del estilo antiguo (la orquesta incluye una mandolina) con la atonalidad hiper-modernista en forma de dodecafonía. Arnold Schoenberg (vecino de Stravinsky en Los Ángeles) y Anton Webern habían desarrollado el sistema de 12 tonos a principios del siglo XX como una alternativa a lo que ellos consideraban una tonalidad diatónica convencional anticuada. En Agon, Stravinsky emplea filas de 12 tonos, pero todavía conserva un marco tonal.

De Georges Balanchine a Mr. B. Su historia a través de las mujeres

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‍        Era mayo de 1927, la compañía de Ballets Rusos llega en gira desde Marsella a actuar en el Liceo de Barcelona. Es algo que suele suceder en todas las primaveras. 


‍    Cuenta Richard Buckle que Diaghilev se enteró de que los bailarines le estaban preparando una fiesta sorpresa cuando regresaran a París, para conmemorar el 20º aniversario de la compañía. Pero él se opuso y dijo:



‍    "Un aniversario es el principio del fin, algo que cierra una carrera. Y yo no estoy dispuesto a abandonar... Deseo seguir siendo siempre joven"


‍    Sin embargo, moriría dos años después, en Venecia.

‍    En mi colección cuento con un programa de aquella función.





‍    La piezas representadas en el Liceo no eran los últimos estrenos de la compañía, sino coreografías de Massine que estaban en su mayoría incorporadas desde hacía tiempo al repertorio, como muestra el programa.



‍    Sin embargo, aunque la muerte está pronta de sorprender a Serge Diaghilev poniendo fin a sus Ballets Rusos, en ellos mismos se contiene el germen del futuro. Basta echar una vistazo a las fotografías de los bailarines que ilustran la página central del programa:


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‍    En la esquina inferior izquierda, casi ocultando su rostro con la mano y sin que, a diferencia de los demás pueda identificarse por su vestido el rol que interpreta, figura un joven bailarín llamado Georges Balanchine. Tampoco el programa desvela qué bailó, aunque figura entre los bailarines "primerísimos" de la compañía.



‍    Cuando Diaghilev en 1924 contrató en París a aquellos 4 jóvenes que había escapado de Rusia, Alexandra Danilova, Nicolás Efimov, Georges Balanchine y su primera esposa, Tamara Geva, fueron incorporados a la compañía como bailarines. Si bien, advertido el empresario sobre la capacidad de Balanchine para coreografiar, se le dio la oportunidad de montar los bailables de las Óperas en Montecarlo. Superado el reto, poco a poco fue empezando a estrenar alguna obra como "Pastorale", que data de 1926. En la siguiente fotografía correspondiente a este ballet se encuentran sus dos primeras musas: a un lado Tamara Geva y en el contrario, Alexandra Danilova, quien a pesar de que era su mejor amiga, estaba próxima a sustituirla en el corazón de su esposo.


Tamara Geva, Luvov Tchernicheva, Alicia Nikitina, Alexandra Danilova y Sege Lifar en Pastorale. 1926



‍    ¿Era George Balanchin un buen bailarín? El mismo responderá a su biógrafo Taper: "Lo fui, aunque ahora no lo parezca, fui un bailarín maravilloso."



‍    El secretario de Diaghilev, Boris Kochno, comparte esta opinión y escribe: "En los pocos papeles que bailó, Balanchine fue maravilloso" y añade, "le gustaba ser cómico y a veces sobreactuaba".



‍    También Tamara Geva opina sobre la preferencia que él sentía por maquillarse e interpretar papeles que requerían parecerse lo menos posible a cómo era.



‍    Lo más probable es que no bailase en el programa del Liceo, o quizás hiciese papeles acusadamente teatrales, como el corregidor del Sombrero. Ese  año sufrió una lesión de rodilla que le fue mal operada, dando al traste con su carrera de bailarín. Esa es la razón por la que en su foto no aparece  ataviado para un rol, porque no pudo danzar ninguno significativo.     



‍    Pero Georges era un superviviente, una de las características que mantiene a lo largo de su trayectoria es su enorme capacidad de adaptación. Desde que empezó a coreografiar con catorce años la fiesta de fin de curso ("La nuit"), supo buscarse la vida y comenzó diseñar pequeñas piezas con un toque erótico y acrobático, que danzaba con Tamara Geva en los music-halls de San Petersburgo para ganarse el sustento. 



Tamara Geva y Geroges Balanchine. "Etude", 1923


‍    La más curiosa característica de aquel que estaba destinado a modificar el rumbo del ballet en el siglo XX, es que en su vida todo se mezcla. Sus creaciones coreográficas dependen absolutamente de los avatares de su vida personal y de su forma de ser. 


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‍    A Balanchine le encantan las mujeres. Ellas se van sucediendo en su vida y en la escena. Podrían clasificarse sus obras en en períodos diferenciados con el nombre de la mujer que habita en su corazón, su trayectoria profesional toma el rumbo que van marcando sus encadenados amores. Nunca ama a dos al mismo tiempo, pero ellas aparecen y desaparecen de su existencia dejando en cada ballet una huella perenne. Y la de Alexandra Danilova está en la Terpsícore de su "Apolo y las musas".


Serge Lifar y Alexandra Danilova en "Apolo y las musas", 1928


‍    El gran coreógrafo cae rendido ante las bailarinas, siempre bellas, jóvenes y de gran talento en las que se inspira. Robert Gottilieb afirma en su biografía: "Él tuvo relaciones con muchas mujeres que bailaron para él, y varias de sus amantes y amigas lo describen como un hombre enormemente sensual".



‍    A Alexandra Danilova la sucede una niña, Tamara Toumanova, que solo tiene 13 años cuando la descubre en París como alumna de la escuela de Olga Preobrazhenskaya. Será una de las tres famosas "baby ballerinas" del Ballet de Montecarlo para las que crea varios ballets. Balanchine, que tenía entonces 29 años, hubiera deseado casarse con ella, pero su madre, que siempre la acompañaba, se lo impide. 

Tamara Toumanova


‍    Lincon Kirstein  propuso a Balanchine marchar a los Estados Unidos bajo su mecenazgo con el ambicioso objetivo de fundar la compañía de ballet americano "con bailarines estadounidenses y que no dependiera del repertorio europeo". Aceptó el reto a condición de que primero montasen una escuela para formarlos. Nació en 1934 la School of American Ballet, y coreografió "Serenade" para las 17 alumnas que la componían, emprendiendo una gira por todo el país con gran éxito. El germen del ballet americano comenzaba a echar raíces.



George Balanchine y Vera Zorina


‍    Balanchine caerá rendido ante otra bellísima bailarina que está vez sí se convertirá en su esposa: Vera Zorina, quien entonces se encontraba anímicamente desolada por una relación que había mantenido con Leonide Massine.



‍    Ella será su "Water Nymph" en una secuencia de la película The Gold-wyn Follies, una escena muy interesante nos permite apreciar el proceso entre lo que Balanchine imagina y su plasmación real. Así el mismo describe preso de entusiasmo:



‍    "Será maravilloso, precioso, gran escenario, redondo, con columnas griegas a cada lado; entonces, en el fondo la estatua de un gran caballo blanco. El poeta llega y ve la a la preciosa Ondina salir del agua... cubierta de flores blancas. Ella, lentamente, lentamente sale del agua -estará sexy con 

‍ las telas húmedas pegadas a su cuerpo-, entonces ella bailará en el agua, y el poeta caerá rendido de amor por ella"



‍    Gracias al milagro del cine podemos al fin admirar la filmación de una coreografía de Balanchine interpretada por la mujer para quien la soñó.





‍    Las piezas que crea para la hermosa Zorina son hechas a su medida y para su lucimiento. Se observa claramente una relación directa entre amor-deseo y coreografía. 


Vera Zorina en Polka Circus



‍    Pero Zorina lo deja y se casa con un productor musical con quien tendrá un hijo en menos de un año. Ella le reprocha en sus memorias:



‍    "Ponía a sus mujeres en un pedestal, donde ellas no necesariamente querían estar. Las mujeres no buscan ser idealizadas, porque ello las deshumaniza. Ser amada en exceso puede ser algo opresivo, incluso, sofocante."



‍    Lincon Kirstein regresa de la guerra en 1946 y crearán una compañía que en un principio se denominó Ballet Society. Comenzará para Georges Balanchine una época de gran efervescencia creativa en la que desarrolla las líneas maestras de su estilo. Nacerán títulos como "Los 4 temperamentos" o "Tema y variaciones", un ballet  encargo del American Ballet, que tendrá como protagonistas a Alicia Alonso y su pareja de entonces, el bailarín Igor Youskevitch.



‍    A medida que transcurre el tiempo, Balanchine acrecienta cada vez más su grado de exigencia sobre los bailarines. No le gusta que Igor Youskevitch exprese sentimientos, quiere que olvide los tics del bailarín romántico y le corrige incesantemente. La misma Alicia Alonso cuenta como el coreógrafo la exprime hasta alcanzar el límite de sus posibilidades.




‍     Está naciendo Mr. B y dejando atrás aquel joven llamado Georges Balanchine.


De Georges Balanchine a Mr. B. Su historia a través de las mujeres (2ª parte)

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‍    La recién compañía Ballet Society fue acogida con tan gran éxito que el director financiero del City Center Theater, les ofrece su primera sede estable. A partir de entonces hasta nuestros días será conocida con el nombre de New York City Ballet desde 1948.


‍    Georges Balanchine encuentra su primera musa nacida en Estados Unidos: María Tallchief (1925-2013). Era tan genuinamente americana que su padre era un indio de la etnia de los osage. Su historia parece un cuento  fantástico, pues en el terreno de la reserva se encontró petróleo y los indios se hicieron millonarios. La familia pudo costear a sus hijas una refinada educación que incluía clases de ballet con Bronislava Nijinska.


‍    María era solista de los Ballets Rusos de Montecarlo, cuando decide audicionar para el NYCB. Ella será la piedra angular sobre la que Balanchine edificará el repertorio de la nueva compañía. Se casa con ella en 1946.



















María Tallchief y Georges Balanchine



‍    Su nueva esposa, veinte años más joven, es  el símbolo de la nueva américa que resurge con fuerza después de la II Guerra Mundial, dispuesta a dominar el mundo. 

‍    Y es que la energía que despliega la bailarina encanta a Balanchine sobre el escenario, pero no en la vida cotidiana. Al bailarín Robert Weiss, le comentará:


‍     “¿Sabes? Amo a María, gran bailarina, gran mujer, es como un tigre. Estar casado con un tigre es muy excitante, pero después de un cierto tiempo, requiere demasiada energía…”


‍    En el mismo sentido María opinará sobre su matrimonio: “El trabajo era lo prioritario… La pasión y el romanticismo no tenían su espacio en nuestra vida de casados. Ahorrábamos nuestra emoción para la clase de ballet”, incluso llega a confesar que dormían en camas separadas.


María Tallchief en el Pájaro de Fuego



‍    Los nuevos ballets son ideados para ella como figura central, siendo capaz, incluso, de bailar todas las funciones. Además, por intereses financieros la compañía consideró conveniente rescatar títulos que fuesen conocidos para el gran público. 


‍    Así, a continuación la podemos admirar bailando un fragmento de la Princesa Encantada de “El Pájaro de Fuego”, muestra clara de la proeza técnica exigida en la que se aprecia el sello definitorio del estilo balanchiniano, seguido de un extracto de "Sylvia".




Se divorcian en 1952. Aunque María continuará en la compañía y su ex-marido seguirá creando roles para ella, pero una jovencísima bailarina ha cautivado su corazón. Tanaquil Leclerq (1929-2000), se convertirá ese mismo año en su cuarta esposa.


Mr. B y Tanaquil Leclerq


‍    Georges Balanchine se ha transformado en el poderoso Mr. B. Se ha consolidado su planteamiento de que los ballets sean de tema abstracto, prefiere no contar nada ni ornamentar nada más allá de lo que es la danza. Los bailarines deben mantener el rostro hierático para expresar únicamente con el movimiento de sus cuerpos, que se torna rápido y audaz. Llama la atención el hecho de esta pretensión de despojar a la coreografías de cualquier atisbo de  sentimentalismo se corresponde con la frialdad de su carácter. 


‍    Cuenta Ruthana Boris que un día de 1937 estaba Balanchine en la sala de ensayos, cuando Lincon Kirstein entró, le dejó un telegrama encima del piano y se marchó. Balanchine no le prestó ninguna atención hasta que la clase terminó. Entonces abrió el telegrama, que estaba ribeteado en negro, lo leyó y lo dejó abierto sobre el piano. Se marchó, sin decir palabra ni mostrar sentimiento alguno... Ruthana, intrigada, lo leyó: el padre de Balanchine había muerto.


‍    Lincon Kirtein, para justificar su modo de ser, porque a pesar del largo tiempo que colaboraron juntos no llegaron a entablar lazos de amistad, decía que Balanchine "era georgiano como Stalin".


‍    Alexandra Danilova explica cuales son las razones que a su juicio justifican la dureza de su modo de ser:


‍    "Creo, quizás, que no sabía como se debía amar a otro ser humano. Tal vez si él no se hubiera separado tan pronto de su familia, lo habría aprendido... Toda la dureza de los acontecimientos que vivimos durante la revolución rusa le afectaron a él y nos afectaron a todos. En cierto sentido, fuimos como animalillos salvajes. Fuimos obligados a tener que sobrevivir solos, a salir como fuese adelante, y eso nos marcó."


‍    El tiempo va pasando y su poder aumenta, mientras deja atrás su juventud, de lo cual es plenamente consciente. Cada nueva mujer supone un salto de al menos diez años más de diferencia de edad sobre la anterior. 


‍    Las niñas formadas en la American Ballet School han crecido y el elenco del NYCB  puede nutrirse con sus propias bailarinas. Las exigencias de Mr. B alcanzan una nueva cota, el mismo las crea y las recrea a la manera de un prototipo. 


‍    Su última esposa, Tanaquil Leclerc, es un claro exponente de la bailarina tipo balanchiniano: alta, esbelta y de largas piernas, que danza con innata musicalidad. 


‍    Aquí la podemos admirar en "Sinfonía concertante"



Balanchine ya no se adapta a las condiciones de su musa elegida, sino que, al transformarse en Mr. B, son ellas las que tienen que esforzase en encajar dentro del canon estético que impone.


‍    Pero un terrible drama está apunto de acontecer. El filósofo Plotino escribió que quien se abraza a un cuerpo hermoso y le entraga su alma, terminará sumergido en la tiniebla de las sombras. Y ese fue el caso de Mr. B.


Tanaquil Leclerc con Corrado Cagli, Vitorio Rietti y Mr. B


‍    Encontrándose el NYCB de gira por Europa, Tanaquil enferma en Copenhague y la ingresan con unos raros síntomas. Los médicos están desconcertados hasta que finalmente emiten el diagnóstico.


‍    Vida Brown, maestra de la compañía, cuenta que una noche, sobre las 5:30 h. alguien tocó a la puerta de su habitación y cuando abrió, allí estaba Balanchine con aspecto cadavérico. "Es Tanny, tiene polio", dijo y se abrazaron llorando.


‍    Tanaquil nunca volverá caminar. Curiosamente, cuando tenía 15 años fue protagonista de ballet benéfico titulado "Resurgence". Ella interpretó a una enferma de polio y el mismo Balanchine, ataviado con una capa negra, simbolizaba la enfermedad. Él consideró que fue un presagio, y aunque en "Resurgence" la muchacha paralítica logra levantarse y andar, en el mundo real no sería así.


‍    Balanchine queda atado a una mujer que no puede andar. Tardará años en poder divorciarse, aunque finalmente lo hará. Aspira a casarse con otra bailarina de sus bailarinas del NYCB, Suzzane Farrell.



Mr. B y Suzzane Farrell


‍    Pero cuando Balanchine regresa de México, donde logró al fin obtener su divorcio, se encuentra con la terrible sorpresa de que Suzzane se ha casado con otro, Paul Mejía, un bailarín de la compañía.


Suzzane Farrell con su esposo, Paul Mejías


‍    Mr. B confersará al periodista Solomon Volkov: 


‍    "Es duro tratar con jóvenes bailarinas cuando tú ya no eres joven, cuando has pasado de los cincuenta. Si ellas tienen diecisiete, prefieren ir con sus amigos de diecisiete. Naturalmente, te puedes plantear filosóficamente la cuestión: qué es esto, qué sucede, qué será. Pero ello te consterna, especialmente, si lo que tú no quieres es simplemente causar una impresión agradable, sino que te encuentren atractivo... Si te interesas mucho en ellas, puedes salir muy dañado. El amor es muy importante en la vida del hombre, especialmente hacia el final. Más importante que el arte."


‍    Suzzane terminará marchándose del NYCB debido a que Balanchine impide que su esposo vuelva a bailar en escena, lo que cortará de cuajo el desarrollo de la carrera de la bailarina durante una década. Ella se convertirá en una verdadera obsesión para Mr. B que quiere encontrar una sustituta idéntica. Hubo otras "musas", pero tal vez la única que tuvo el valor de contar abiertamente lo que le ocurrió fue Gelsey Kirkland. 



Ella cuenta que a Mr. B solo le importaba su aspecto físico, no lo que sentía; que él consideraba que ella tenía una cabeza desproporcionada para su cuerpo, y que incluso la presionó para hacerse la cirugía estética con el fin de parecerse a Suzzane Farrell... Su testimonio es espeluznante. 

Mr. B y sus bailarinas


‍    Mr. B vive rodeado de sus bailarinas, algunas casi niñas,  que lo adoran y harán cualquier cosa por complacerle y lograr inspirarle un papel que lance al estrellato. 


‍    Toda existencia se compone de luces y sombras, y al modo lunar en Balanchine existe la cara de un hombre elegante que oculta un lado mucho más oscuro. Pero la alta sociedad de NY y la prensa nunca desvelaran lo que era un secreto a voces.



Balanchine se cuida mucho, odia envejecer y es asiduo de todo tipo de tratamientos. Irá a Suiza para hacerse una cura de rejuvenecimiento, consistente en inyecciones de células extraídas de órganos reproductivos animales. 


‍    De repente, enferma, deja de poder coordinar sus movimientos. Su deterioro mental es galopante. Es ingresado en el Roosevelt Hospital of pneumonia durante seis meses. Lo más granado del mundo de la danza irá a visitarle: sus ex-mujeres, sus bailarines, Barishnicov le lleva comida de un restaurante georgiano, Nureyev se arrodilla ante su cama...


‍    Fallece el 30 de abril de 1983. La autopsia revela que la causa  fue la enfermedad de Creutzfeldt Jakob o encefalopatía espongiforme, tal vez provocada por los tratamientos de rejuvenecimiento que se practicó.


‍    Su testamento también provocó sorpresa para el NYCB, pues no legó a su compañía los derechos de las coreografías, sino que los repartió entre una 13 personas diferenciados por títulos. Aunque el gruesos de los mismos fue repartido entre 3 mujeres: Tanaquil Leclerc -le donó el conjunto más rentable entre el que se encontraban los derechos del ballet más  rentable: "Cascanueces"-; Barbara Horgan, su asistente personal -quien confesó que la donación a Tanaquil se debió a que Balanchine siempre se sintió culpable por lo que le sucedió-; y la bailarina alemana Karin von Aroldingen, en cuya familia Mr. B se había sentido acompañado en sus últimos años. Se unieron y crearon la Balanchine Foundation para preservar los derechos y memoria del artista.


‍    Para Karin coreografío "Who cares?", todo un arquetipo de exhibición acrobática de aquellas bailarinas que fueron conocidas como las velocistas del ballet y marcaron toda una época. Un bello recuerdo de unos títulos que constituyen el gran legado imperecedero del más destacado coreógrafo del siglo XX.


Todas sus mujeres acudirán a su entierro salvo Vera Zorina. 


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